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El Sevilla hizo los deberes, derrotando con suficiencia al Málaga, con un inicio de segunda parte arrollador. Reyes, Banega y Vidal firmaron los goles de un triunfo que no sirvió para obtener la cuarta plaza, aunque se cierra el curso con 76 puntos que establecen una marca histórica.

Nada que reprochar. El Sevilla hizo lo que mejor sabe, ganar, ganar con solvencia, machacando a la contra, imponiéndose con mayor superioridad de lo que refleja el marcador final ante un Málaga que sólo inquietó cuando el equipo de Unai quitó el pie del acelerador. El Valencia, sin embargo, ganó en Almería, pese a ir hasta en dos ocasiones por detrás, y la clasificación para la Liga de Campeones no llegará vía Liga.

La formidable marca histórica de 76 puntos sólo da para ser quinto, el mejor quinto de la historia… Poco que objetar, por tanto, a un Sevilla que, como siempre, peleó hasta el final, cerrando el campeonato compitiendo, sin reservas y sobre todo demostrando que llega al partido más importante de la temporada en su mejor momento.

Había dudas en cómo se iba a tomar el Sevilla este partido, con la final de Varsovia a tan sólo cuatro días. Pero para Unai Emery el presente siempre manda y lo demostró de nuevo en La Rosaleda, alineando un once con muchos de los teóricos titulares. El técnico le daba al partido la importancia que tenía, porque un triunfo y un pinchazo del Almería servía para ser cuarto, coronando una campaña de Liga de lujo.

Enfrente esperaba un Málaga que apenas se jugaba nada, pero que se tomaba el choque como su partido del año, habida cuenta que este encuentro los malacitanos lo viven como si de un derbi se tratase. El ímpetu, sin embargo, cuenta poco cuando la calidad de un rival es superior a la de su contrario. Por ello, tras el intercambio de golpes iniciales, con una magnífica intervención abajo de Sergio Rico a tiro de Javi Guerra, el Sevilla tomó el mando en el tramo final del primer periodo, sobre todo a raíz de la expulsión de Welington por un manotazo inapropiado a Kevin Gameiro.

Iborra o Vidal tuvieron el primero antes del descanso, pero fue en la reanudación cuando llegaron los goles, con unos veinte primeros minutos arrolladores. Con  Banega al volante, el Sevilla fue un torbellino y desarmó al Málaga, que buscaba con coraje y poco más el primero, a la contra. Primero Reyes, con un escalofriante regate a Kameni, muy bien asistido por Coke, abrió el marcador. Banega encarriló el choque con un disparo a la escuadra imposible y Vidal cerró la cuenta, culminando una contra de manual.

Con el 0-3 el Sevilla se relajó, movió el banquillo y dio su lugar al Málaga, que espoleado por su publicó arregló el holado marcador en contra. Poco importaba, no obstante, en el tramo final lo que ocurría en La Rosaleda, porque en Almería el Valencia ganaba 2-3 y afianzaba la cuarta plaza. No pudo ser, pero el Sevilla honró a la competición con un encuentro completo, superando al siempre motivado Málaga, respondiendo a la exigencia que planteaba una jornada en la que había que cumplir por si saltaba la sorpresa en el Juego de los Mediterráneos.

No saltó, pero el Sevilla volvió a dejar una imagen excelente, cerrando una campaña sobresaliente, con 76 puntazos, unos registros para la historia que curiosamente no dan para más que ser quinto. Da igual, el Sevilla cumplió con creces, tanto en Málaga como en las 37 jornadas anteriores. Y lo mejor es que dejó patente su excelso estado de forma, justo a cuatro días del partido más importante del año, que ofrece, además del pase a la Champions, la gloria que siempre reporta ser campeón.