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El Sevilla salió con desparpajo, jugó bien y tuvo ocasiones clamorosas que desperdició. El Madrid, como siempre fue letal cuando se puso de gol.

El Sevilla FC cumplió con casi todos los requisitos exigidos para puntuar en el Santiago Bernabéu. Dio la cara, jugó con personalidad desde el comienzo, sin miedo, muy serio, evitando las idas y venidas que tanto favorecen al Madrid, incluso fue valiente y tuvo arrojo en determinadas fases del partido. Sin embargo, falló en lo indispensable, en donde no se puede errar para rascar en territorio merengue.

Faltó pegada, sólo eso, porque más allá de que los dos goles del Madrid fueron evitables, la realidad es que el Sevilla llevó durante gran parte del choque el peso del juego, pudo adelantarse con una ocasión clarísima de Vitolo, luego pudo empatar el tanto de James con un remate al palo de Iborra y en la reanudacion tardó demasiado en hacer daño a un Madrid que cuando Aspas marcó se encerró atrás y defendió con uñas y dientes una victoria que no hubiera sido tal si los hombres de Unai Emery hubieran tenido mayor efectividad.

Al final una derrota es una derrota, pero también cuenta el cómo se pierde. Y el Sevilla perdió como pierden los equipos grandes, peleando ante el Madrid en el Bernabéu hasta el final, aculándolo en su área buscando un empate que por méritos mereció, e incluso un premio mayor, pero que no llegó porque fue excesivamente cándido en ataque, una licencia que en un escenario como el de esta noche siempre pasa factura. El Sevilla acertó de partida desde su planteamiento, con un trivote de centrocampistas con Iborra en punta de lanza. En el minuto dos Vitolo se quedaba solo ante Casillas y fallaba en lo más llano.

Fue el primer aviso de muchos. El Madrid apenas reaccionó en los primeros diez minutos, pero en la primera jugada que tuvo James le ganó la espalda a toda la defensa y remató a bocajarro ante Beto. El gol podría haber desecho a los hispalenses, pero nada más lejos de la realidad. El Sevilla continuó encimando al Madrid, haciendo mucho daño por la banda izquierda. Iborra, que desde la mediapunta generaba constante peligro, tuvo de nuevo el gol, pero su remate, tras vencer a Casillas, se fue al palo. Increíble.

Minutos después era Vitolo, quien de tijera, ponía de nuevo en aprietos a los blancos, ya con Nacho en el campo por Sergio Ramos, que se había retirado lesionado. Igual suerte corrieron James y Beto, el portero sevillista tras ser atropellado en su área por Benzemá. Salió Sergio Rico y casi ni tiempo tuvo para aclimatarse cuando Jesé logró el segundo, tras una fulminante contra por una evitable pérdida de balón del Sevilla cuando salía en ataque. De ahí al descanso el Sevilla lo pasó mal, pero Sergio Rico mostró firmeza y salvó en varias ocasiones lo que podría haber sido un 3-0 definitivo.

En la reanudación el Madrid salió mandando, pero sin ponerse de gol con claridad. El partido fue entrando en una fase anodina, hasta que el Sevilla volvió a mirar hacia arriba, sacando a Aleix Vidal y a Iago Aspas. Los acercamientos al área local comenzaron a intensificarse. Sobre todo Iborra rozaba el gol, pero fue Aspas quien se llevó el gato al agua a diez del final, rematando de zurda una gran jugada de Vitolo.

El Sevilla creyó de verdad en la igualada y el Madrid, que andaba justito, se encerró pidiendo la hora. Los nervionenses tenían al gigante contra las cuerdas, buscaron con empeño y constancia el segundo, pero pese a la sobrada voluntad y la excepcional actitud, no era la noche más efectiva.

Es lo único que le faltó a un Sevilla de notable que pudo haber logrado premio si hubiera estado más fino en los metros finales.

Crónica facilitada por el Sevilla FC.