El Sevilla sacó adelante con entidad un incómodo partido que aunque parecía sentenciado al descanso prolongó la tensión hasta su tramo final. Kevin Gameiro, con dos goles sensacionales, puso la rúbrica a un triunfo que consolida al equipo en la quinta plaza. Mbia y Rakitic también marcaron.
Triunfo de mérito el obtenido ante el Español. No se puede calificar de otra forma, no por superar a un rival presumiblemente inferior, sino por hacerlo en una situación difícil, justo en medio de la eliminatoria de cuartos de final de la Europa League contra el Oporto con lo que todo esto conlleva. Sin embargo, el Sevilla solventó la situación con mucho empaque, supo sufrir cuando las fuerzas comenzaron a flaquear y acabó incluso goleando para dar un nuevo aguijonazo a la tabla clasificatoria, consolidándose en la quinta plaza y sobre todo en la zona europea.
El calendario coloca partidos como el de este domingo como una prueba para calibrar la valía de una plantilla ante la acumulación de esfuerzos. Y el Sevilla respondió con nota, dando un pasito más en su objetivo por meterse en competiciones europeas e incluso postulándose para el premio mayor de la Champions si el Athletic falla.
Con un once con muchas caras nuevas el equipo saltó al campo con dos delanteros y un trivote compuesto por Mbia, Iborra y Trochowski, jugando Vitolo por la izquierda. En los primeros compases dio la sensación de romperse, porque el Español se hizo con el dominio de la pelota e incluso se acercó al tanto, pero la defensa, en la línea que viene mostrando desde hace meses, mantuvo la compostura y poco a poco el equipo se fue estirando, sobre todo valiéndose del talento de Carlos Bacca, que se gustaba en la antesala del gol con soberbios pases. El primer latigazo, no obstante, llegó con un tiro lejano de Trochowski que Germán se quitó de encima como pudo, enviando el balón a córner. Saque se esquina que bota el alemán y cabecea con todo Mbia a la red para adelantar al equipo.
Con ventaja en el marcador el Sevilla vivió sus mejores minutos hasta que llegó el tramo final. Salía muy fácil y Bacca lo bordaba cada vez que tocaba el balón. Alberto Moreno y Vitolo tenían el segundo, pero el Español recordaba que seguía vivo con un disparo al palo de Simao al bote de una falta. El encuentro se movió por ahí durante gran parte de su desarrollo, aparentemente en manos sevillistas, pero con el Español acechando. Claro que pocos podían esperar eso cuando Gameiro abrió su recital al filo del descanso. Vitolo la puso desde la derecha y el francés, tras amortigüar el pase, la puso donde Germán no podía llegar con un temple excepcional.
Al descanso el choque parecía visto para sentencia, pero en la reanudación ni un minuto hubo que esperar para que floreciera de nuevo la tensión, cuando Fazio derribó a Sergio García, acción señalada como penalti, que transformó el capitán de los catalanes.
El tanto del Español daba otra dimensión al encuentro, porque el Español se lo creyó y el Sevilla, por la propia inercia que tomaba el choque se fue metiendo atrás. Emery agitó el encuentro sacando a Rakitic y a Marin, lo que dio al equipo mucho aire en la medular, equilibrándose las fuerzas. Aún así todo estaba en un pañuelo hasta que Gameiro, una vez más, marcó la diferencia. El francés, por más que como todos pueda fallar en los metros finales, es un delantero de altura y una buena prueba es el tercer tanto del Sevilla.
Cogió la pelota, se asoció con Marin con una pared sensacional y definió al palo largo de Germán, finiquitando una maravilla de jugada. Ahí sí, el Español bajó los brazos y el Sevilla incluso se dio el lujo de hacer un gol más en una contra definida a la perfección por Rakitic, tras un preciso pase largo de Pareja. Para entonces el fútbol era ya lo de menos, porque eran ya las gradas las que llevaban la voz cantante, solicitando a sus jugadores entrega y coraje para el partido ante el Oporto. El partido del jueves, para bien o para mal, comenzaba a jugarse este domingo. Y por lo pronto, tanto la confianza como el optimismo es máxima para afrontarlo.