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El Athletic se impuso por fútbol y ocasiones a un Sevilla que en la segunda parte se apagó. Los tres puntos volvieron a escaparse, esta vez, a San Mamés.

Poco o nada se puede decir sobre la derrota del Sevilla esta tarde en Nervión. El equipo de Marcelino fue superado por un Athletic tan agresivo como certero y ambicioso, sobre todo en la segunda parte, en la que los locales sólo pudieron contemplar el vendaval de fútbol que se les vino encima, sin posibilidad alguna de poner remedio, superados por el alto ritmo de juego del combinado vasco.

El partido del Athletic fue pleno, aunque cierto es que en el primer periodo el Sevilla sí contrarrestó el ímpetu de los vascos. Al poco de empezar, Iraola se encontró con un balón franco tras el bote de una falta que mandó a la red sin titubeos en el minuto cinco. Desde el principio, tocaba nadar contracorriente. Pero el Sevilla no se deshizo, ni mucho menos, y Navas logró el empate, superando a Iraizoz con un remate muy inteligente, después de que Kanouté lo habilitara solo en el área, peinando el balón con habilidad.

Con el 1-1 el partido se puso bonito. El choque era un toma y daca donde ambos equipos tenían sus opciones, si bien era el Athletic el que más peligro creaba. La lucha en el centro del campo resultaba titánica, estando Fazio contundente, ayudado también por Kanouté, muy participativo.

El descanso vino bien para tomar aire, porque la intensidad del encuentro abrumaba incluso al público. Pero la segunda parte no fue lo esperado, porque la batalla decreció, tomando el Athletic el protagonismo del juego. El Sevilla no pudo seguir el ritmo del Athletic. Lo intentó, pero a duras penas lograba sobreponerse a la asfixiante presión visitante.

Los nervionenses no lograban combinar, mientras que el equipo vizcaíno sí se encontraba a gusto. Buscando tal vez desatascar el embrollo, Marcelino tiró de MAnu del Moral, que entró sustituyendo a Negredo, algo apagado. Y el jiennense protagonizó la acción de mayor peligro en todo el segundo acto, con un disparo lejano que detuvo Iraizoz. Sólo de esa forma el Sevilla se acercaba al gol, muy diferente a lo que ocurría con los bilbaínos. En el 66, Spahic salvó bajo palos, pero cinco minutos más tarde el bosnio flaqueó ante De Marcos, que marcó tras salir airoso de su cruce con Varas.

Con el 1-2, el partido entró en otra dimensión aún más frustrante, porque las asociaciones del Athletic monopolizaron el desarrollo del juego. El Sevilla se fue desdibujando y sólo Rakitic, que entró por Trochowski, aportó algo de intención, insuficiente, sin embargo, porque el duelo, mucho antes de acabar, estaba predestinado para los de San Mamés, que merecieron el triunfo sin ningún género de dudas.

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Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, empezó en la comunicación local y actualmente trabaja para laSexta. Máster en Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación, es miembro...