La exposición multisensorial ‘Van Gogh Alive’ lleva la obra del afamado pintor holandés como nunca se ha podido contemplar al Pabellón de la Navegación hasta el próximo 15 de abril.
La muestra encuentra su principal atractivo en mostrar los cuadros de Van Gogh como nunca se había hecho, con una experiencia multisensorial que combina imágenes, movimiento y sonido para envolver al visitante y capturar sus sentidos, haciendo que la obra del pintor resuene más actual y viva.
En el acto de inauguración, que ha tenido lugar esta mañana, han participado la directora de ‘Van Gogh Alive’, Elena Goroskova; el director de Exposiciones de Grande Exhibitios, Rob Kirk; la primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla, Carmen Castreño, y la consejera de Educación de la Junta de Andalucía, Sonia Gaya.
Desde el inicio de la visita los asistentes encontrarán a su paso todo un recorrido envuelto en una sinfonía de luces, colores y sonidos que una tecnología puntera hace posible, de manera que los cuadros más icónicos de Van Gogh, así como obras menos conocidas, cobran vida y reformulan el espacio, deslizándose por paredes, columnas e incluso los suelos, en una mezcla de sensaciones que muestran la fascinación que representa aún hoy el genio holandés, haciendo además de la visita un paseo didáctico.
En la exposición entran así en diálogo las pinturas con el espacio físico en el que se proyectan, más de 1000 metros cuadrados del Pabellón de la Navegación. Más de 3.000 imágenes que alcanzan los seis metros de altura juegan con las superficies, reforzando el atractivo de las pinturas originales. Obras como ‘La noche estrellada’, ‘Los Girasoles’ o las aves de ‘Trigal con cuervos’ adquieren una dimensión desconocida.
“Hasta ahora no se había visto nada parecido en España. Es una exposición que combina lo visual y lo auditivo y que envuelve al espectador de una manera increíble. Vives el arte de una manera distinta”, destaca Elena Goroskova, directora de ‘Van Gogh Alive’ en España, quien destaca la gran respuesta que la muestra ha logrado entre adultos y niños, a los que se invita a explorar todos los rincones, galerías y detalles de la muestra, a sentarse en el suelo o simplemente a dejarse envolver por las sensaciones.
Más de 3.000 imágenes de seis metros de altura transforman cada superficie. A esa escala, las vibrantes formas y colores del trabajo de Van Gogh se vuelven aún más impresionantes. Esto permite disfrutar de todos los detalles de las obras, e incluso contemplar en movimiento el oscilar de las constelaciones que Van Gogh plasmó en La noche estrellada, el célebre cuadro de Los Girasoles o ver cómo emprenden el vuelo los pájaros de su famoso Trigal con cuervos, además de dejarse impresionar por el carácter único y misterioso de sus autorretratos o el familiar cuadro de El Dormitorio de Arlés.
Además, la exposición ofrece al visitante un viaje por las propias fuentes de inspiración del pintor de la oreja cortada, su biografía y pensamientos, así como su propio estado de ánimo, que se reflejan en paneles, fotografías y vídeos, abarcando sus obras entre 1880 y 1890.