Arranca el Festival de Cine de Sevilla, del 23 al 27 de noviembre. La capital andaluza ya está preparada para celebrar la 20ª edición de su prestigioso y preciado escaparate cinematográfico que, como cada año, trae películas de autores europeos y españoles. No es momento para rencillas, ni para recordar la polémica que ha rodeado al certamen desde que su anterior director, José Luis Cienfuegos, abandonara el barco para irse a la Seminci de Valladolid. 

No vamos a darle bola a las críticas de una buena parte del sector de la cultura sevillana a cómo ha gestionado la concejala del Ayuntamiento, Minerva Salas, esta polémica. Vamos a obviar que el director del Festival que sustituyó a Cienfuegos, Ildefonso ‘Tito’ Rodríguez, al poco de tomar su cargo se pidió una baja y no se supo más de él. Tampoco queremos comentar que el anterior gerente del Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS), José Lucas Cháves, duró poco más de un mes en su cargo y de las desavenencias entre unos y otros. 

Por supuesto, no nos centraremos en la destitución de Carlos Forteza como director del teatro Lope de Vega, ni del, para algunos, prematuro cierre de este edificio dejando en la estacada, supuestamente, a varios artistas. No vamos a entrar al trapo de las disputas políticas entre el Partido Socialista y el Partido Popular sobre quién gestiona mejor o peor las instituciones. Ni tampoco de que se creara una plataforma ciudadana para salvar el Festival y que exigiera una Institución seria y permanente al margen de los colores políticos. 

No vamos a hacer todo eso porque, hoy, quien tiene la palabra es el público. Eso es lo único que importa. Si el Festival de Cine de Sevilla cumple o no con las expectativas lo decidirán los sevillanos, y quien quiera venir a visitar la ciudad. Para eso es quien paga la entrada, aunque el precio sea muy reducido, de 3,5 euros la general y de un euro menos si estás en el paro. Poco más hay que decir al respecto. Como dice la canción, “lo que pasó, pasó”. Ahora toca esperar para saber qué opina el respetable, sacar conclusiones y mirar al futuro. 

La noticia feliz, como le gusta a algunos telediarios terminar el informativo, es que el teatro Cervantes acogerá algunas de las películas de esta edición del Festival de Cine de Sevilla. No es nuevo, pero nos alegra a los nostálgicos que vemos cómo en la ciudad cada vez quedan menos espacios auténticos que son sustituidos por franquicias y pisos turísticos. Después de muchos años abandonado, ha vuelto a abrir sus puertas y promete una programación multidisciplinar.

El productor Manuel Cristobal ha continuado el trabajo que hizo Rodríguez antes de que este se diese de baja. Para muchos, fue un encargo envenenado por los tiempos que tendría que manejar el cineasta. Aceptó el desafío, según dice, porque no pudo decir que no a la llamada de socorro del antiguo gestor cultural de Isabel Díaz Ayuso y actual responsable de programación del ICAS, Ruperto Merino, al que conocía de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid. Si continuará o no en su cargo también está por ver, habrá que saber qué pasa cuando Rodríguez termine su baja laboral. 

Como todos los años, quien quiera conocer la programación del Festival de Cine de Sevilla puede hacerlo en su página web, a la que se puede acceder a través de este enlace. Como atractivo, esta edición podemos disfrutar de una retrospectiva de la filmografía de Víctor Erice con tres de sus películas: Cerrar los ojos, El espíritu de la colmena y El sur. Estarán en el cine Nervión, otro de los espacios donde se proyectan los largometrajes. 

La sección oficial del SEFF está compuesta por 22 títulos que competirán por el Giraldillo de Oro de este año y trae nombres de cineastas de gran trayectoria como Wim Wenders, Matteo Garrone, Jessica Hausner y Michel Gondry. Al igual que se hizo en anteriores ediciones, se organizará un coloquio con los artistas de esta edición. Las actividades paralelas que incluyen el Festival contarán con una exposición, conferencias, talleres, mesas de trabajo sectoriales, jornadas formativas para guionistas y periodistas, o debates abiertos, entre otras citas. 

A simple vista, pese al revuelo que se ha formado en los últimos meses, todo parece indicar que se trata de una edición muy parecida a las anteriores, salvo algunas cosas, como el cambio de ubicación del teatro Lope de Vega, que está cerrado por reformas, al teatro Cervantes. Ahora toca disfrutar del cine, y de la ciudad, ya que una de las promesas del Ayuntamiento de Sevilla para esta edición fue la de traer el Séptimo Arte a los barrios. ¿Lo habrá conseguido? Tú, público, tienes la última palabra.

Tengo más de 20 años de experiencia en medios de comunicación y 16 de ellos los he vivido en Madrid donde, además de comer bocadillos de calamares, he formado parte de las principales redacciones de...