La moda de la “novela histórica” edita hoy títulos como churros, algunos de ellos superventas tal caso de Matilde Asensi (Alicante, 1962) autora de ‘El salón de ámbar’ y ‘El último catón’, éste último con dos millones de ejemplares vendidos pero “ninguna reseña de la crítica en los suplementos culturales”, como ella misma se queja mientras el dossier de prensa de su nuevo libro dice de esa obra que “la confirmó como la autora de su generación de mayor éxito de crítica y público”.

Miguel Ybarra Otín. Matilde Asensi presenta ahora ‘Venganza en Sevilla’, segunda entrega de la trilogía comenzada por ‘Tierra firme’ sobre las andanzas de Catalina Solís, mujer del siglo XVII que se hace pasar por hombre (Martín Ojo de Plata) para recuperar el honor de su familia.

Afirma la autora que sus libros son “fieles a la historia y a la realidad”. Su labor de documentación, explica, pone la base de conocimiento sobre la que se desarrolla después la idea de la novela. Y en esa documentación manifiesta haber leído todo lo encontrado sobre el tema y haber acudido al Archivo de Indias en busca de material cartográfico: “necesitaba planos, tener ubicada toda la Sevilla del XVII”.

“Pedí también información a Enriqueta Vila Vilar [Doctora en Historia de América de la Universidad de Sevilla] sobre los compradores de oro y plata que llegaban a Sevilla”, continúa. Y así fue adentrándose en la Historia (una Sevilla en cuya calle, “paseando entre las cadenas y los muros de la Iglesia Mayor [hoy catedral] se decidía qué enviar al Nuevo Mundo, se decidía la economía del mundo”: “Sevilla era el Wall Street del siglo XVII”).

Concluye entonces que la Historia, como también la literatura, se enseña muy mal en nuestro país: “yo había estudiado a los banqueros italianos y alemanes, pero nunca supe que Sevilla fue el centro del mundo durante 3 siglos”.

En su opinión, no se enseña a “relacionar” y a “comprender” la Historia. Y quizás en esa comprensión tiene un papel vital la lectura (aunque en su opinión “en España sí se lee y mucho”): “hay que darle a los niños los libros adecuados”. Quejándose de haber tenido que leer ‘Tiempo de silencio’ en el instituto, concluye: “¿Cómo quieren que amen la literatura si ésta es un placer y [obligándoles a leer títulos inapropiados a la edad] les quitamos el placer?”.

Se vino a comentar entre los comensales mientras hablaba la escritora que a los niños hay que ayudarles a ver la literatura como una afición. Después la lectura de los clásicos y el aprendizaje de la Historia discurrirán durante toda la vida. Pero el problema de hoy del subgénero de la “novela histórica” es que su propio nombre se prostituye con títulos como ‘El código da Vinci’: sarta de mentiras y falsedades de fácil lectura sobre temas atractivos, comerciales. Aunque “novela histórica” ha existido siempre: Marguerite Youcenar (‘Las memorias de Adriano’), Walter Scott (‘Ivanhoe’) o Umberto Eco (‘El nombre de la rosa’, novela que la propia Matilde Asensi describe como “la más perfecta que he leído nunca”).

Matilde Asensi, que declara a Arturo Pérez Reverte como su principal referente, tiene el respaldo de la editorial Planeta, que invitó esta semana a 60 medios de comunicación (entre ellos los había de Madrid, Barcelona, Argentina e Italia) a una magnífica comida-rueda de prensa en el restaurante Abades Triana, frente a la Torre del Oro… Ésas no se las pierde nadie.

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