Uno de los momentos emotivos vividos durante el acto/ Pablo López

Los ojos no han sido necesarios hoy para ver al Cristo de la Vera Cruz. Así lo han sentido las veinte personas ciegas y con discapacidad visual grave que han estado hoy en la Capilla del Dulce Nombre de Jesús.

Cumpliendo con la tradición, pues así se lleva haciendo desde hace siete años, las personas del Aula de Mayores de la ONCE han podido tocar y recorrer con sus manos el Cristo. El tacto ha sido el principal sentido durante este día pero, sin duda, la fraternidad y la unión que se respiraba también han sido clave para disfrutar de esta curiosa costumbre.

Durante el emotivo acto ha estado presente el delegado territorial de Andalucía, Ceuta y Melilla, Cristóbal Martínez, quién ha sido invitado por la hermandad para procesionar este año el Lunes Santo. “Es un honor y una alegría enorme salir en la procesión” ha declarado Martínez. Además, también ha estado presente el Hermano Mayor de Vera Cruz, José Cristóbal González que ha ayudado a todos y cada uno de ellos en el momento de ver con las manos al Cristo. El acto lo ha abierto una emotivas palabras del delegado diocesano de Hermandades, Marcelino Manzano quién ha hablado de la importancia de “visión espiritual” para el momento de tocar al Cristo de la Vera Cruz. 

Todos han esperado su turno en la fila, visiblemente emocionados ya que para la mayoría era la primera vez que asistían a un acto como este. Algunos de ellos no han podido aguantar las ganas y se han apresurado a tocar parte de la cruz que sujeta la reducida talla de un metro y 35 centímetros. Han podido sentir cada parte del cuerpo del Santísimo Cristo, desde los clavos en sus pies, el sudario que cubre parte de su cuerpo, las llagas talladas, la boca entreabierta, hasta la corona que luce en su cabeza.

La primera ha sido María José Mogrero, ciega desde hace casi 20 años ha causa de una retinitis pigmentaria. El hermano mayor la ha acompañado mientras iba explicando y guiando por donde tocaba con delicadeza en ese momento, “aquí está la cabeza y por aquí se le cae un mechón”, le comentaba a María José mientras las manos de ella temblaban de la emoción y sus lágrimas asomaban bajo unas gafas de sol oscuras. “He sentido una emoción muy grande, soy muy religiosa y esto los sevillanos lo sentimos y agradecemos”, ha confesado tras haber tocado al Cristo. “El día de las procesiones no me dejan tocar el manto de la Virgen y no puedo sentir la misma emoción”, se ha lamentado Mogrero pero aún así a ella le gusta estar en primera fila para poder “escuchar arrastrar los pies de los costaleros”.

Para Aurora Reina y Pepi Polidoro, ambas con una discapacidad visual grave, también ha sido su primera vez. Conmocionadas y sentadas en los asientos de la capilla, comentaban entre ellas con voz temblorosa las sensaciones que habían tenido. “He podido ver el sufrimiento de los que le piden al santísimo Cristo”, ha declarado Aurora Reina. Para Polidoro ha sido una “sensación estupenda que si Dios quiere el año que viene repetiremos”. 

La unión entre la ONCE y la Hermandad de la Vera Cruz existe desde 1942 cuando durante 26 años y gracias a la generosidad de la ONCE, ambos compartieron la sede en la Hermandad de Santa Lucía. Fruto de esta confraternidad con las cofradías de la Vera Cruz, de la que Sevilla es la más antigua, la ONCE les ha dedicado el cupón para el próximo 16 de abril, Domingo de Resurrección.

Galería gráfica de Pablo López

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