PARADISE

El SEFF 2015 propone un recorrido por las películas más urgentes e incisivas, el cine como instrumento de lucha que propicia el despertar del espíritu crítico.

Corren tiempos convulsos en Europa. La explosión de la crisis en 2008 ha avivado una llama que nunca ha llegado a extinguirse, la vena combativa del cine que, más que nunca, ha de ser un instrumento de lucha que propicie el despertar del espíritu crítico en medio de un mundo anestesiado. Hoy el SEFF propone un recorrido por las películas más urgentes e incisivas, films que examinan el estado pasado, presente y futuro de la situación.

Si hay algo que caracteriza la carrera de Jean-Gabriel Periot es su incendiaria mirada sobre la realidad, que se deja ver con esplendor en su última película, A GERMAN YOUTH: en una auténtica labor arqueológica, Periot rescata las películas –de todo tipo– hechas en el seno de la Baader Meinhof, una cara poco conocida e insólita del grupo armado que ofrece una vigorosa visión de la disconformidad de la juventud alemana tras la posguerra en los años sesenta. Otro que también desentierra material del pasado para subvertirlo es Rithy Panh, que en LA FRANCE EST NOTRE PATRIE recupera material de documentales y noticieros de principios del siglo XX para, en base a un comentario cargado de mordaz y lúcida ironía, reescribir la historia de opresión las colonias francesas.

Pero no son estos los únicos ejercicios de reescritura de la historia: en THE EVENT, Sergei Loznitsa cuenta el golpe de estado de 1991 en Rusia, uno de los últimos coletazos del comunismo que marcó el comienzo de otra era. Y lo hace apropiándose también de material ajeno, que convierte en suyo en una película que parece reflejo y precuela de Maidan (2014).

Mañana, 4 de noviembre, se cumplen veinte años del asesinato del presidente israelí Isaac Rabin a manos de un estudiante de extrema derecha opuesto a su labor de paz con Palestina. RABIN, THE LAST DAY es el intento de Amos Gitai de ofrecer, desde Israel, una mirada crítica frente a esos sucesos, en un film en el que combina una puesta en escena de ficción con elocuentes imágenes de archivo.

Resucitar y dejar en evidencia el trasfondo ideológico latente en un edificio: eso es lo que hace Guillermo G. Peydró en LA CIUDAD DEL TRABAJO, película en la que las imágenes actuales de la Universidad Laboral de Gijón, combinadas con el audio de películas españolas de los años 50, sacan a relucir un modo subrepticio de adoctrinamiento del régimen franquista.

Poner el foco en cómo se vive en países en los que el poder político tiene gran injerencia en la cotidianidad de sus habitantes: es lo que hacen, desde ángulos muy distintos, películas como PARADISE y LA MODERNA POESÍA. La primera es una mirada desde dentro a la vida de una joven profesional en Irán: Sina Ataeian Dena retrata aquí la ausencia de estímulos vitales e intelectuales que sepulta el talento y la inteligencia de las mujeres bajo pesados velos, restricciones y burocracia. Por otro lado, Birgit Hein recurre a su mirada de extranjera para hacer una semblanza de la Cuba de hoy, dividida entre las esperanzas largamente aplazadas de la revolución y la mercantilización y la pérdida de sentido de sus símbolos (con la cara del Che Guevara al frente), hoy meras imágenes estampadas en camisetas y tazas para turistas.

El cine entendido como forma de pensamiento político: así se puede describir la carrera de Jean Marie Straub, que bajo el elocuente título de KOMMUNISTEN entrega una película que recorre la historia de la resistencia, a través de textos de Malraux, Fortini, Vittorini y Hölderlin, y la historia de su propio cine.

El cine andaluz también se alza en postura de combate, atacando por varios flancos distintos: TECHO Y COMIDA, de Juan Miguel del Castillo, ofrece un crudo a la par que emotivo relato sobre las embestidas de la crisis, a través de la historia de una joven madre, sola con un hijo al que mantener y en paro. Por su parte BOLIVIANA, de Mariano Agudo, retrata la lucha diaria y las esperanzas del país andino a través de cuatro mujeres, motores del cambio que rompen a través de la acción todo cliché de género. LA ISLA DE PEREJIL, de Ahmed Boulane, destapa los hilos del juego geopolítico detrás del conflicto por dicho islote, con un soldado marroquí que es marioneta y carne de cañón del poder.

MELCHOR RODRÍGUEZ, EL ÁNGEL ROJO, película de Alfonso Domingo que se hizo con el segundo premio del concurso Imagenera, recupera el inquebrantable espíritu del anarquista sevillano, que durante la guerra civil arriesgó su vida para salvar la de miles de personas sin distinción de bandos políticos.

Para terminar, no hay que olvidar el gran poder movilizador de las utopías: como la que Juan Sebastián Bollaín dibuja en su largometraje LAS DOS ORILLAS, en el que un barco venido de mares lejanos, tripulado por un hombre y su hijo, atraca en el Guadalquivir trayendo a los sevillanos una nueva forma de ver la vida, el espíritu comunitario, y el poder del cine y del audiovisual como herramientas de cambio colectivo y caminos hacia una vida mejor.