La Esperanza de Triana luce la Medalla de la Ciudad de Sevilla que el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, le impuso en la mañana de este Sábado de Pasión

El alcalde de Sevilla impuso esta mañana la Medalla de la Ciudad de Sevilla a la Esperanza de Triana, «un relicario con las esencias más puras del ser de Sevilla». La trianera, en su paso de palio desde la semana pasada, lucirá este simbólico reconocimiento de los sevillanos en la ‘Madrugá’ que recibió de manos del alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín,  encargado de imponérsela a media mañana.

 

Sevilla Actualidad te ofrece de manera íntegra el emotivo discurso del alcalde de Sevilla en la Capilla de los Marineros con motivo de la imposición de la Medalla de la Ciudad a la Esperanza de Triana en la mañana de este Sábado de Pasión:

Señor Vicario;
Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Hermandad Sacramental de la Esperanza de Triana,
Sr. Presidente y Junta Superior del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla, Hermanos Mayores, Autoridades civiles y religiosas, Señoras y señores,

Siempre he sentido Triana como si fuera un relicario que contuviera,  mejorándolas al paso de los años, las esencias más puras del ser de Sevilla. ¿Cómo es posible que, tras el paso de las generaciones, las transformaciones que ha vivido la ciudad y la llegada de las cosas más avanzadas, en el interior de Triana siga vibrando, sintonizando con los nuevos tiempos, todo lo que amamos de la auténtica sevillanía?.

Muchas veces he escuchado a visitantes amigos decirme, después de su paseo por esta famosa orilla, que era un barrio muy bonito, pero no más que el resto de la ciudad. Y me emociona hacer partícipes a los foráneos de que Triana no son sus casas, sus calles, sus monumentos… Ni siquiera su gente cogida una a una. Porque la clave de Triana es que, bajo su suelo, existe un acuífero de valores, limpios por auténticos, que sigue manando abundantemente, de entre sus gentes más sencillas.

Quien quiera encontrar las razones de Triana se tendrá que acercar hasta este lugar marinero en el que la esperanza se hace presente ante sus hijos. Los que están, los que se fueron, los nuevos que vinieron y todos los que la quieren, aunque no tuvieron la suerte de ser trianeros.

Estoy hoy aquí, como alcalde de todos los sevillanos, representando además el sentir unánime del Cabildo de la Ciudad, para imponer a la Virgen de la Esperanza la Medalla de Sevilla. Como aprobamos en el acuerdo plenario que ordena este solemne acto, «desde que nuestra Constitución proclamó, como era de justicia, la aconfesionalidad del Estado, no es cometido de la Corporación Municipal otorgar reconocimiento por hechos de carácter religioso. Sí es obligación del Ayuntamiento, en cambio, reconocer afanes y trabajos que, asentados en sólidos y profundos cimientos, vienen desarrollando las Hermandades y Cofradías hispalense en bien de los ciudadanos, en especial de los más desfavorecidos».

En vuestro precioso Libro de Reglas consta claramente como vuestros fines el amor fraterno, las obras asistenciales y la promoción humana. Pero no estoy citando un texto histórico, por más que lo sea, estoy enunciando una realidad de hoy mismo.

Hermanos de la Cofradía son los 9.000 que llevan la medalla a la vista, sí. ¿Pero cuántos más la llevan, la llevamos, por dentro de la camisa?. Muy dentro de la camisa. ¿Y cuántos otros participan en la vida o son beneficiarios de las actividades que la Hermandad organiza de manera incansable?.

Queridos convecinos:
Triana, como Sevilla entera, y como todos sus barrios, precisa de vida real, de vida ciudadana, de buena vecindad, de actividad económica, de servicios, de equipamientos… que vendrían a ser la tierra rica y fértil, la sociedad avanzada y real para que sobre ella pueda crecer y desarrollarse todo lo demás: la cultura, la identidad, los símbolos, … todo lo que no sería posible en una sociedad dual, sin cohesión e igualdad, anclada en los tiempos del clasismo social.

Aquí, en el entorno de la calle Pureza, si alguien pregunta ¿estáis puestos? un coro de voces distintas y diferentes responde rápidamente, al unísono, cada cual a su manera: ¡puestos estamos!.

Y es verdad. La Hermandad de la Esperanza de Triana viene desarrollando, sobre todo durante las últimas décadas, un trabajo dinamizador y vertebrador del barrio, constituyéndose en un punto importante de encuentro de trianeros que viven en la zona pero, también, de los que tuvieron que marcharse de aquí por motivos muchas veces económicos y tantas veces inhumanos contra los que tanto venimos luchando en la última década.

Y fruto de ese sentir solidario, y siguiendo fielmente lo que os dice, para hoy, el Libro de Reglas, la Hermandad desarrolla una tarea muy importante, organizando y financiando multitud de acciones sociales y de formación en el barrio. ¡Hay tantas cosas que permanecen en humilde silencio bajo el manto esplendoroso de la Virgen! Tantas, tantas, tantas… que no caben ni en esta preciosa Casa y Capilla de los Marineros, restaurada con la ayuda de la Ciudad. «Que no sepa tu mano derecha lo que hace tu mano izquierda» … pero el barrio sí lo sabe. Y Sevilla sí lo sabe.

Con una medida trianera de lo verdadero, de lo hondo, calláis lo que sabéis y, a la vez, hacéis públicas aquellas buenas acciones que no sólo sirven para ayudar a los demás, sino para dar a todos testimonio de que hay muchas cosas por hacer… El Centro de Apoyo Infantil Esperanza de Triana, que trabaja con escolares que tienen trastornos por déficit de atención e hiperactividad, y que ahora tendrá más niños gracias a estas obras de ampliación de la capilla y la casa hermandad, es motivo de orgullo para vosotros y debe serlo para todos.

La Esperanza es vida, es alegre, popular, de barrio… y ese carácter impregna hasta las más nuevas gentes de Triana, una Triana que amplia las aceras de su tradición recuperando espacios para la convivencia y las relaciones entre las personas de aquí y de allá, del ayer y del hoy, de unas y otras maneras de ser y de vivirla.

Y muchos de los que hoy lo están pasando mal saben bien de la Triana humanitaria que permite a las familias llegar a final de mes con toda dignidad y con una sonrisa en la boca. Y lo saben las personas que acuden por necesidad extrema a esos lugares de ayuda social que el Humanismo Cristiano entiende como la obligación consecuente de la Fe en el Dios que se hizo Hombre, y la esencia de lo que nos pide nuestra Esperanza: llamadle Caridad si preferís, pero que esté basada en la justicia social.

Y, sensibles a lo que el barrio de verdad nos pide y a los problemas que los vecinos sencillos plantean a la Virgen todos los días, sé que vais a poner en marcha muy pronto, con nuestra ayuda pública, un servicio de ofertas y demandas de empleo para el que sabéis vais a contar, como hemos venido haciendo durante los últimos años con otras muchas de vuestras iniciativas, con todo nuestro apoyo.

Así es la Verdad de Triana: para mantener la tersura y la gracia natural de su cara cuida la salud de su cuerpo social, de sus gentes, vive la viveza de su tiempo, para el presente y para el futuro… en una ciudad en la que los símbolos y la historia se entrelazan como en una filigrana con las ganas de ser de hoy y no de ayer, con la innovación inteligente. Una ciudad en la que, con naturalidad, se funden los ritmos constantes del trabajo y el esfuerzo por ocupar un lugar al sol en un mundo complejo y globalizado, con los ritmos intensos y hondos que vienen marcados por el saber de siglos.

Sevilla precisa hermandades de solidaridad, cofradías de equidad, palios de fraternidad, incienso de igualdad

¿Qué sería, cofrades, nuestra Semana Santa si cada año sus calles no se convirtieran en fluidos caminos de luz convergentes en la Catedral, a través de los cuales transcurren lentamente tantos hombres y mujeres vistiendo sus túnicas nazarenas, y que fluyen a través de la trama de vasos capilares que son las hermandades y cofradías de Sevilla, para florecer en una explosión sin igual de arte y devoción popular?…

Pero qué sería de nuestra Semana Mayor si ese mismo suelo no estuviera del mismo modo atravesado por una red viva, densa y eficiente que canaliza las valiosas corrientes que el pueblo y la tradición han consagrado en Sevilla, que emergen desde los profundos e insondables acuíferos de la devoción …para fertilizar la vida del conjunto del cuerpo social y fructificar en una ciudad más humana y solidaria.

Sevilla precisa hermandades de solidaridad, cofradías de equidad, palios de fraternidad, incienso de igualdad. Eso es lo que Sevilla necesita. Eso es lo que Sevilla quiere. Eso es lo que Sevilla expresa, también hoy, en sus símbolos más queridos, más auténticos, más universales.

¿Quién iba a entender Triana, sin esa apoteosis de Gloria y de Esperanza de la mañana del Viernes Santo, con epicentro en el Altozano , que sacude los cimientos no sólo de todos los patios, de todas las casas, de todas las calles de este Barrio, sino de los corazones de todos los que estamos con Ella, con Ella, con la Esperanza?… Con esa esperanza que supera la madrugada de todas las emociones, que nos clarea el alma hasta la luz deslumbrante de un mundo mejor, un mundo donde la fraternidad que zarpa de Sevilla desde Triana alcance en su travesía marinera hacia el horizonte del progreso humano y social, el buen puerto de la hermandad universal.

Ciudadanos y ciudadanas:
La Virgen este año llevará la medalla de Sevilla en su pecho…pero a Sevilla y a Triana, ya las llevaba dentro. Y hoy Sevilla, aquí ,ahora y por siempre, a través de nosotros, la representación legítima de la Ciudad, quiere dar público testimonio de todo eso entregando su más alto reconocimiento a la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad y Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Sacramento y de la Pura y Limpia Concepción de la Santísima Virgen María, del Santísimo Cristo de las Tres Caídas, Nuestra Señora de la Esperanza y San Juan Evangelista .

¡Gracias Triana¡

Muchas gracias.

Alfredo Sánchez Monteseirín,

Alcalde de Sevilla

Sabado de Pasión 2010