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El jurado, reconociendo la alta calidad de las cinco propuestas presentadas, tomó la determinación de destacar dos propuestas como ganadoras ex aequo, y correspondientes al equipo Alt-Q-Arquitectura y el arquitecto José Ramón Sierra.

El jurado conformado al efecto de evaluar las propuestas de ideas para el concurso de reformas ornamentales y ambientales de la Basílica de Jesús del Gran Poder, convocado con motivo de la celebración de los primeros cincuenta años de la edificación del Templo, se constituyó el día 31 de enero en la sede de la Obra Social de la Caja Rural. Tras sus deliberaciones, y reconociendo la alta calidad de las cinco propuestas presentadas, tomó la determinación de destacar dos propuestas como ganadoras ex aequo, y correspondientes al equipo Alt-Q-Arquitectura y el arquitecto José Ramón Sierra.

Respecto a las dos propuestas ganadoras el jurado valora que sus conceptos, aun siendo muy diferentes respecto al nivel de intervención sobre el inmueble, han entendido el valor patrimonial de éste. Así, y aun cuando la Basílica no cuenta con nivel de protección patrimonial alguno, ambas propuestas realizan una lectura en la que se preservan o se potencian valores tanto materiales del propio inmueble o de las Sagradas Imágenes, como aquéllos que, siendo inmateriales y concerniendo a la emoción, a la devoción o a la liturgia, deben verse reforzados con el carácter multidisciplinar de estas ideas.

En ese sentido, la idea desarrollada por Alt-Q-Arquitectura propone un profundo cambio el interior de la Basílica, con una intervención en la que, sin producirse actuaciones de demolición en la fábrica del edificio, se crea una segunda piel para éste: la madera, el diseño geométrico –que participa de la tradición de la carpintería de lo blanco y de referencias contemporáneas- y la iluminación, buscan potenciar la dimensión del espacio como ámbito devocional.

Respecto a la idea de José Ramón Sierra, se destaca la apuesta por una sobria lectura del espacio de la Basílica cuya inspiración parte de la esencia del proyecto original, potenciando sus valores a través de un diseño que se centra en aspectos funcionales –acústica, accesibilidad- y formales –el cuidado diseño de la cornisa; la profunda transformación de presbiterio, muro del altar y camarín- en los que el lenguaje contemporáneo muestra su dimensión más contenida, siempre en la búsqueda de reforzar aún más -como pieza y foco fundamental al que se dirigen todas las miradas en la Basílica- la presencia de la Sagrada Imagen del Señor en la cercanía hacia sus devotos.

El jurado también ha destacado las otras tres ideas finalistas

De la propuesta de ideas presentada por Jacinto Pérez Elliot se reconoce la voluntad de abordar integralmente –aun estando fuera de lo demandado por el concurso- la ordenación del conjunto de las dependencias que circundan la Basílica para hacer posible un profundo cambio en el ámbito central de ésta, donde se propone una convivencia entre lenguajes materiales y estéticos a priori muy diferentes.

Respecto a las ideas desarrolladas por Rubiño García Márquez Arquitectos se destaca el complejo programa simbólico propuesto, con una comprensión actualizada y profunda del barroco y de los elementos litúrgicos y devocionales, sin renunciar a un lenguaje del tiempo presente, tanto en lo que hace referencia al cuidadoso diseño de los diferentes elementos como en la cultura material que hace converger en la propuesta la tradición artesana y nuevas formas de producción.

Igualmente, de la propuesta de ideas presentada por José Luis Daroca Bruño se destaca el deseo de una intervención en la que actuaciones muy concretas mantengan las líneas generales de la Basílica tal y como es percibida en la actualidad: así deben ser contemplados el nuevo material del zócalo y los cambios en la escala del alzado, las mejoras en la iluminación o la actuación en el óculo central de la cúpula y el templete exterior, que buscan la mayor fidelidad a los modelos que inspiraron la obra.

La resolución de un premio ex aequo presenta una nueva situación a partir de ahora, en el que la Hermandad abre un proceso de reflexión más profunda y de diálogo con los autores ganadores, que materialice las vías para la realización de estas ideas o aquellas que surjan de las propias necesidades tanto formales como cultuales del inmueble. Del mismo modo, la Hermandad dejará sujeto a la disponibilidad económica y al momento idóneo el desarrollo futuro en un proyecto de arquitectura -obligatoriamente refrendado por el Cabildo General de Hermanos- para la mejora ambiental y formal de la Basílica