El señor de la Sentencia con capote rumbo a la Basílica de La Macarena / Alberto Martín (@Discober)

Las precipitaciones al filo de las siete de la mañana rompieron en dos La Madrugá. Un ligero llovizneo había acompañado de manera intermitente al conjunto de las procesiones que salieron a las calles de Sevilla con una previsión de la Agencia Estatal de Meteorología del 40% de lluvia.

Una Madrugá sin final feliz, por Ángel Espínola

La lluvia, de manera más interesa, sirvió de baza para la presentación del Señor de la Salud, de la hermandad de Los Gitanos, en la Plaza del Duque. El Nazareno aligeró el paso. Aparecían los primeros paraguas en un palco lleno de expectación, que seguía esperando. «Llegó como llega siempre, y Sevilla lo esperaba…» rezaba el pregonero, así se cumplía entre las lágrimas y voces de miles de personas en el área de la Campana cuando la imagen de Jesús de la Salud hacía su entrada a la Campana, con parada incluida en el palco de autoridades.

En una chicotá interminable los costaleros buscaron la iglesia de la Anunciación, una vez que los silleros y los abonados desmantelaron los palcos para permitir el acceso hacia adelante de la imagen que quedaba definitivamente fuera de la Carrera Oficial.

Sobre Martín Villa, en el templo de la hermandad de El Valle –que hizo su estación de penitencia en la tarde del Jueves Santo con sus tres pasos- no se cerraban las puertas. ‘El Manué’ entraba, frente a frente, ante la estampa de Jesús cautivo de la Sentencia, de La Macarena. Dos iconos de la Madrugá, uno junto al otro. La Virgen de las Angustias pasaba por la Campana minutos más tardes, y se recogía en la Anunciación.

La Macarena hallaba resguardo de la lluvia en El Salvador donde desde primera hora de la mañana aguardan centenares de personas con la previsión de que la Virgen de la corporación de la Centuria pudiera volver a su basílica a lo largo de la mañana de Viernes Santo.

Mientras la Esperanza de Triana, preparaba un operativo para proteger a la virgen de la Esperanza y al señor de las Tres Caídas en la Catedral. La hermandad de la capilla de Los Marineros ha decidido quedarse en la Catedral y regresar -posiblemente el Sábado- a su templo.

El Calvario y el Gran Poder –que pasó por la Carrera Oficial a buen ritmo- se encontraban en sus respectivos templos, o muy próximos a ellos, como el caso de Jesús del Gran Poder. Si bien, también la lluvia había acudido -aunque en menor medida- al encuentro de sus respectivos cortejos en el centro de Sevilla unas horas antes. El Silencio ya estaba dentro de su iglesia pasadas las cinco de la mañana, por lo que no se ha visto afectado por la lluvia.

Se cerraba así la primera, y sólo la primera, parte de La Madrugá de Sevilla. Tendrá una continuidad cuando las hermandades de Los Gitanos, y La Esperanza de Triana dispongan en las próximas horas el regreso de sus imágenes titulares a sus respectivos templos. Esta decisión deberá tomarla el Cabildo de oficiales en junto con el Consejo de Hermandades y Cofradías, en coordinación con el dispositivo de seguridad del CECOP.

La Macarena ha acabado decidiendo una rápida vuelta a San Gil, pese al riesgo de lluvia, y el Palio -que salió del Salvador- se unió al Misterio -que dejó atrás la Anunciación- y pusieron rumbo hacia la Basílica de La Macarena, donde la Esperanza entró pasadas las 11:30 de la mañana.

Con este no-final, las calles se llenaban de nazarenos, músicos, costaleros y miles de ciudadanos buscando un desayuno, los templos abiertos con los pasos resguardados, o el bus de regreso a sus casas. En este sentido, arreciaron las críticas a Tussam ante la escasa frecuencia de autobuses y la saturación de los vehículos que no paraban en sus respectivas paradas. Por contra, el dispositivo de limpieza de los operarios de Lipasam se aferraba a pasar página a una madrugada de bullicio, de silencios, de esperanzas…que dejaron su correlato con ingentes cantidades de residuos sobre el suelo de la ciudad.

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