Jóvenes utilizando el móvil / SA

El Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) publica el avance de resultados de la Encuesta de Educación y Transiciones al Mercado Laboral en Andalucía, cuyos trabajos de campo se realizaron entre mayo y julio de 2018 y que hace referencia a enero de 2018. Esta encuesta estudia la cohorte de jóvenes nacidos en 1994 que a los 16 años estaban en el sistema educativo andaluz, y que ya fueron entrevistados en la Encuesta Social de 2010.

La encuesta tiene como objetivo analizar cómo ha sido la trayectoria de estos jóvenes en distintos ámbitos de su vida, para ello marca tres hitos temporales en el estudio de esta cohorte: la situación al finalizar la ESO (de 15 a 18 años), su situación a los 18 años y la situación actual (23-24 años).

Situación entre los 15 y 18 años

Respecto a la situación de los jóvenes en el momento final de la etapa de estudios obligatorios (entre los 15 y 18 años), los datos muestran que el 80,5% de los jóvenes de la generación de 1994 completó los estudios obligatorios y siguió estudiando. El resto no los terminó (12,8%) o los terminó y optó por no seguir estudiando (6,7%)

Se observa desde esta etapa una mayor presencia de mujeres en las aulas, que se reproduce durante todas las etapas educativas. Entre los jóvenes que optaron por seguir estudiando, la diferencia entre mujeres y hombres es de casi 7 puntos porcentuales, siendo el porcentaje de mujeres que continúa estudiando de un 84,1%. Asimismo, un 14,8% de hombres abandonaron los estudios en esta etapa sin obtener el título de la ESO mientras que entre las mujeres este porcentaje se situaba en el 10,6%.

Situación a los 18 años

A los 18 años estudiaba el 78% de estos jóvenes nacidos en el 94, ya sea como única actividad (72,7%) o compaginando los estudios con algún trabajo (5,3%). El porcentaje de los que estudiaban fue superior en el caso de las mujeres, 80,5%, alcanzando el 75,6% en los hombres. De aquellos que habían permanecido en el sistema educativo después de la ESO, el porcentaje que mantuvo algún tipo de relación con los estudios a los 18 años se eleva al 91,3%, siendo la diferencia entre sexos más reducida.

En relación al empleo, el porcentaje de jóvenes de esta generación que con 18 años sólo trabajaba es de un 11,4% (13,3% hombres y 9,4% mujeres). Este porcentaje alcanzaba el 43,1% cuando se considera a aquellos jóvenes que no habían terminado o continuado la ESO (45,5% hombres y 39,4% mujeres).

Situación actual: estudios, empleo y residencia

El 43,7% sigue siendo estudiante a los 23 o 24 años mientras que el 40,1% trabaja, principalmente como asalariado, y el 14,1% se encuentra en paro o buscando empleo activamente. Por sexo, el porcentaje de mujeres estudiantes (44,8%) sigue siendo superior al de los hombres, si bien no tan dispar como en otras etapas, alcanzando los hombres el 42,7%.

El nivel de estudios alcanzados influye en los porcentajes de ocupación. Entre los que obtuvieron un título de ESO o inferior, el porcentaje de trabajadores es del 53,4% y el de parados del 25,7%, mientras que el 37,1% de los jóvenes que han concluido un ciclo formativo de grado superior o estudios universitarios son asalariados o empresarios y un 11,1% se encuentra parado o buscando activamente empleo. Entre los jóvenes con estudios de ciclo formativo superior o universitarios la situación mayoritaria es estudiante (49,3%).

Centrando el estudio en el mercado laboral, se encuentra que la mayoría de los jóvenes ya han tenido al menos alguna primera experiencia, únicamente el 20,2% de los jóvenes nacidos en el 94 aún no ha tenido ninguna experiencia laboral. Esta primera experiencia se tiene en edades diferentes según las trayectorias de los jóvenes y uno de cada cuatro la ha tenido entre los 18 y 19 años. En este sentido se observa cómo la incorporación de la mujer al mercado laboral es más tardía que la de los hombres, paralelamente a su permanencia más prolongada en el sistema educativo.

Los itinerarios educativos que siguen estos jóvenes inciden claramente en el momento de incorporación al mercado laboral. Por ejemplo, los jóvenes que han concluido el bachillerato se dirigen en su mayoría hacia la continuación de estudios (80,2%), mientras que los jóvenes con ciclo formativo de grado medio se dirigen al mundo laboral activo (55,6%), continuando los estudios únicamente el 19,1% de ellos.

Para la búsqueda de empleo los jóvenes combinan los métodos más tradicionales con las herramientas digitales. El 64,8% solicita empleo a las empresas directamente a través de la entrega del currículo y el 60,5% utiliza los contactos personales para encontrar su espacio en el mercado laboral. Las páginas y aplicaciones digitales especializadas también han sido utilizadas en la búsqueda de empleo por el 60,2%, aunque es una estrategia más empleada por las mujeres (67,2%) que entre los hombres (53,5%).

Entre los jóvenes ocupados de esta cohorte, el grupo de ocupación más frecuente es el de “Trabajadores de los servicios de restauración, personales, protección y vendedores”, donde se concentra el 31,7% de los mismos. Dentro de este grupo de ocupación los empleos más frecuentes se concentran en vendedores en tiendas o almacenes y camareros, siendo vendedora el mayoritario en el caso de las mujeres y camarero entre los hombres. El 26,1% de las jóvenes trabajadoras están ocupadas como vendedoras o camareras, este porcentaje alcanza el 11,8% en el caso de los hombres.

No obstante, factores como el nivel de estudios marcan la diferencia en la ocupación de estos jóvenes trabajadores. Los ocupados que han alcanzado estudios universitarios se concentran fundamentalmente en ocupaciones de “Técnicos y profesionales científicos e intelectuales” (48,3%) o “Técnicos; profesionales de apoyo” (18,3%). Las ocupaciones de “Trabajadores de los servicios de restauración, personales, protección y vendedores” son las más frecuentes entre los jóvenes con estudios postobligatorios no universitarios (37,5%) y los jóvenes ocupados con titulación de ESO, similar o inferior (34,9%). En el caso de estos jóvenes con menor nivel educativo las “Ocupaciones elementales” son también frecuentes, concentrando el 31,1% de aquellos ocupados con titulación de ESO, similar o inferior.

Las trayectorias educativas y el empleo inciden también en otros elementos de sus decisiones vitales. Por ejemplo, de la cohorte objeto de estudio casi uno de cada cinco jóvenes (19,9%) ha cambiado su residencia en los últimos 5 años a algún lugar fuera de Andalucía. De estas personas que han cambiado su residencia, el 58,3% se ha trasladado a otra Comunidad en España y un 35,9% a otro país en Europa. Estos cambios residenciales están motivados principalmente por razones de estudio (58%), por búsqueda de empleo (19,3%) o bien por traslados por temas laborales (17,8%).

En cuanto a su desarrollo social y personal, el 67,9% vive en el domicilio familiar, aunque la mayoría espera independizarse antes de los 27 años (33,1%). Aquellos que han dejado el domicilio familiar y viven ya independizados en su casa propia (14,9%) viven principalmente en pareja (65,1%). Entre los jóvenes nacidos en 1994, en los últimos diez años el 17,7% ha vivido una pérdida importante de poder adquisitivo en su familia y mayoritariamente se sienten felices (81%) y con sensación de disfrutar de la vida (69,9%).

Los resultados detallados de la Encuesta de Educación y Transiciones al Mercado Laboral en Andalucía se publicarán en abril de 2019 ampliando la información sobre trayectorias e itinerarios educativos, incorporando información proveniente de la Encuesta Social 2010. Educación y Hogares en Andalucía, así como los microdatos para su reutilización y análisis.