Está en estos días pendiente de sentencia un juicio contra los propietarios de una finca enclavada en el borde del Parque Nacional de Doñana, en su área sevillana, por el supuesto riego ilegal de una superficie enorme detrayendo de esta forma ingentes cantidades de agua no autorizadas en el periodo 2008-2013. Se trata de Hato Blanco Viejo, localizada en el término municipal de Aznalcázar, Sevilla.

Doñana, declarado por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad y Reserva de la Biosfera, así como humedal de importancia internacional para la avifauna en la lista del Convenio Ramsar, viene padeciendo «impactos inasumibles al acuífero que le da vida en la zona de los Hatos, en la marisma sevillana», lamentan desde Ecologistas en Acción.

«Cuando a día de hoy se habla de que el acuífero que alimenta al Parque se está secando y todos nos echamos las manos a la cabeza alarmados, resulta adecuado girar la vista y poner el foco también en este juicio y en esta finca porque quizás ahí encontremos la otra cara del problema que ha resultado ser la más oculta», prosiguen.

Un historial «espeluznante»

El juicio se circunscribe al periodo 2008-2013, pero el historial de esta finca es «absolutamente espeluznante e incomprensible». «Desde el año 1996 ese Hato viene regando de forma ilegal superficies enormes en las proximidades del Parque Nacional de Doñana. Y fue denunciado por ello de forma constante y reiterada», explican los ecologistas.

El Tribunal Supremo confirmó en varias ocasiones que las extracciones denunciadas eran ilegales, les impuso multas millonarias y les requirió para que dejaran de hacerlo. Sirva de ejemplo la sentencia STS 7160/2008 que les impuso una multa de 601.012,10 euros, con la obligación de indemnizar los daños ocasionados al dominio público hidráulico en la cantidad de 1.123.416,00 euros, así como la de abstenerse de realizar cualquier explotación de los pozos denunciados. «Pero hicieron caso omiso», destacan.

«Nos encontramos pues ante una explotación agraria persistentemente reincidente en su actuación al margen de la ley y que desobedece reiteradamente al Tribunal Supremo. Sus argumentos de defensa rayan en lo ridículo: reclaman que sus métodos de riego son tan eficaces que les permiten regar con una determinada cantidad de agua mucha mas superficie que los demás agricultores», explican.

«Sin embargo, se niegan a instalar los contadores de agua que la Administración les exigió que instalaran en el año 2000 e impiden la entrada en la finca de la guardería de la CHG para el control de las extracciones de agua. Hasta que en el año de 2015 el juzgado mixto nº 2 de Sanlúcar les obligó a instalar los contadores de agua homologados Hato Blanco Viejo no los instaló», aseguran.

Ecologistas en Acción expone que Hato Blanco Viejo extrajo, de forma ilegal, entre 2008 y 2013, un volumen de 12 millones de metros cúbicos, «capaz de llenar hasta 4000 campos de fútbol con un metro de altura de agua».

Formación de un cono de depresión

Las extracciones ilegales complementaron la formación de un cono de depresión en el acuífero en esa zona, ampliamente reconocido en la bibliografía técnica, que produjo un corrimiento de aguas de la zona norte para rellenarlo con el consiguiente descenso de niveles de agua en el acuífero en zonas próximas.

Concretamente en la zona de contacto de las arenas con la marisma en lo que se denomina el Ecotono Norte del Parque Nacional de Doñana, se redujeron las descargas de agua a la marisma y las plantas dependientes del nivel freático fueron afectadas, tal y como se refleja en la literatura científica.

Es decir, las extracciones de agua ilegales de Hato Blanco Viejo «han contribuido al deterioro del acuífero y a los efectos perversos de ese deterioro en los ecosistemas del Parque, especialmente preocupantes en una zona donde el acuífero se encuentra semiconfinado, bajo decenas de metros de arcillas impermeables y en contacto con aguas salobres, por lo que su recuperación es muy difícil ya que su sobreexplotación lo saliniza de forma irreversible», concluyen.