La madrugada del próximo domingo toca volver a cambiar los relojes por el primer reajuste horario del 2018: a las dos de la madrugada serán las tres.

El cambio, fijado cada año coincidiendo en proximidad con la entrada de la primavera, se opone al retraso horario de otoño y se viene implantando desde 1981 en toda Europa con el objetivo, siempre motivo de debate, de alcanzar un mayor aprovechamiento de las horas de luz a medida que los días se alargan, buscando también tener impacto en el consumo energético.

La medida, que tiene además carácter obligatorio como parte de una directiva comunitaria europea, suscita cada año debate entre los ciudadanos sobre la conveniencia de trastocar los horarios normales y sus posibles consecuencias en el descanso y el bienestar, mientras que suele argumentarse además el impacto positivo que las horas de luz tienen sobre el comercio.