(Continuación) He de decirle que parece estar fuera de toda duda tanto el amor que Theano profesaba a Pitágoras como que el joven nunca fue correspondido, pero de lo que no se sabe nada es de si éste, llegó a saber la edad de su pretendida o no Por cierto, ¿ha resuelto el problema de la edad y los admiradores?, por si no es así aquí tiene mi propuesta, para la que abro paréntesis

Solución al problema theaniano

Antes, y perdone por ello, a modo de ayuda teórica le recuerdo algo de las matemáticas bachilleras:

a) Número primo es aquel cuyos únicos divisores son 1 y él mismo.

b) Un número es perfecto si es igual a la suma de sus divisores propios.

c) Los divisores de un número son aquellos números que lo dividen de manera exacta, por ejemplo, los de 10 son: 1, 2, 5, 10 y los de 24 son: 1, 2, 3, 4, 6, 8, 12, 24.

d) Se llama divisores propios de un número a todos sus divisores excepto él mismo, por ejemplo, los de 16 son: 1, 2, 4, 8 y los de 9 son: 1, 3.

De modo que 6 es un número perfecto pues sus divisores propios son: 1, 2, 3 y 1+2+3 = 6.

Y aquí va mi solución:

Si llamamos: “a”, al número de sus admiradores (a es primo) y “p”, a la edad de Theano (p es perfecto); entonces, según Pitágoras:

4·a = p  ya que Theano es perfecta y debe tener cuatro extremidades. Si los divisores propios de p son: 1, 2, 4, a y 2·a  se cumplirá que:

1 + 2 + 4 + a + 2·a = p  pero como p = 4·a, entonces:

1 + 2 + 4 + a + 2·a = 4·a ; 7 + 3·a = 4·a ; a = 7 y p = 28.

Por lo que Theano tenía, por aquel entonces, siete (7) admiradores y veintiocho (28) años. Cierro paréntesis.

Pitagorismo matemático: otras aportaciones

En otro orden de asuntos los pitagóricos demostraron que solo existen 5 poliedros regulares convexos, sólidos perfectos, y se piensa que sabían cómo construir los tres (o cuatro) primeros. Asimismo, averiguaronque: a) la suma de los ángulos interiores de un triángulo es igual a dos rectos (180 º), generalizando este resultado a polígonos de “n” lados; b) un triángulo inscrito en un semicírculo es un triángulo rectángulo; c) como construir figuras dada un área determinada, vamos, la resolución de ecuaciones como a·(a-x) = x² por métodos geométricos; d) la diagonal de un cuadrado de lado 1 no puede expresarse como un cociente de números enteros, hablamos del descubrimiento de los números irracionales, de la irracionalidad de la raíz cuadrada de 2.

También examinaron cuidadosamente las razones y proporciones entre los números enteros, la media aritmética, la media geométrica, la media armónica y las relaciones entre ellas; y

descubrieron los números perfectos, los números amigos (se le atribuyen el 220 y 284) y los números poligonales, un número es poligonal (triangular, cuadrangular, pentagonal, hexagonal, …) si tal número de puntos se pueden acomodar formando el polígono correspondiente.

Pitagorismo misceláneo: la leyenda de las habas 

Volviendo al terreno personal, se cuenta del samiense que tenía una profunda fobia a las habas, unos dicen que por las flatulencias que provocan, que en su opinión reducirían su vitalidad al expulsar parte de su vida y de su alma, otros porque le recordaban a las partes íntimas femeninas y estotros, porque le parecían las puertas del mismo Inframundo. A saber. El caso es que en una ocasión, huyendo de sus perseguidores, tenía que atravesar un campo de habas y, al ser incapaz de hacerlo por la fobia que le producían, lo capturaron y mataron allí mismo, ante el campo de habas. O eso cuentan. Sin duda se trata del matemático más conocido de todos los tiempos, seguro que si realizásemos una encuesta al respecto ganaría por goleada, y lo mismo ocurre con el teorema que lleva su nombre a pesar de que hayan pasado muchos años desde que lo estudiaron. Y como tal se ha convertido, no solo en un símbolo de las matemáticas, sino también de la educación y la cultura, y de muestra le ofrezco una terna de botones.

El teorema de Pitágoras en la cultura

Sin ánimo de agotar el tema me viene a la memoria el polímata alemán Carl Friedrich Gauss (1777-1855) quien hacia 1820 especuló que, si existían los selenitas y eran inteligentes, había que demostrarles que nosotros también lo éramos, por lo que propuso que se modificara el aspecto de algunos bosques de pino de Siberia formando tres cuadrados que delimitaran un triángulo rectángulo. Una demostración visual del conocido teorema y una prueba gráfica, para cualquier civilización avanzada con conocimientos de geometría y trigonometría, de que en nuestro planeta azul existía una civilización inteligente. El segundo botón pertenece al campo de la ficción y nos llega de la mano del escritor francés Julio Verne (1828-1905) y su novela ‘De la Tierra a la Luna’ de 1865, donde también se utiliza el teorema para contactar con los selenitas. Y ya en el siglo XX, y siguiendo dentro del campo ficticio, tenemos la novela ‘El planeta de los simios’ de 1963, del escritor francés Pierre Boulle (1912-1994), famosa por la adaptación cinematográfica homónima de 1968. (¿Continuará?)

Catedrático de Física y Química jubilado. Autor del blog 'Enroque de Ciencia' (carlosroquesanchez@gmail.com)