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Hasta hace poco, el método estalinista era el más extendido entre todos los partidos políticos españoles a la hora de poner a funcionar sus maquinarias. Uno de los pocos logros del Movimiento 15-M fue introducir la democracia en el funcionamiento orgánico de los partidos políticos, algo a lo que también comienza a sucumbir el mismísimo Partido Popular –a pequeña escala- a fuerza de ganar la confianza de propios y extraños. Ésta es la historia de cómo una derrota electoral se convierte en la excusa perfecta para proponer una renovación o morir en el intento.

Al leer Unidos para Ganar, rápidamente, podría pensarse que se trata de un eslogan de la nueva izquierda surgida al calor de las protestas de un ya lejano 2011. Nada más lejos de la realidad. «Reclamamos la unidad como un valor de nuestro partido», responde el interlocutor. Al comprobar que ese lema corresponde a la candidatura renovadora del PP de Sevilla, liderada por Virginia Pérez y Beltrán Pérez, el siguiente pensamiento es que algo está cambiando en la política española y el Partido Popular no iba a ser menos.

La propuesta renovadora –o crítica, según se mire- para el próximo congreso provincial del Partido Popular en Sevilla tuvo su génesis en la derrota electoral de Juan Ignacio Zoido en las elecciones municipales de 2015. «El Partido Popular de Sevilla no ha sabido aprovechar los ciclos de bonanza electoral» señala, textualmente, el documento que fue distribuido entre los medios de comunicación el pasado miércoles. La cita hace referencia al despilfarro de los veinte concejales que obtuvo Zoido en las elecciones locales de 2011, resultado que no fue mantenido en la siguiente convocatoria, cuando consiguió solamente trece ediles, insuficientes para obtener una mayoría de gobierno. La candidatura de renovación apunta a que «en el Partido Popular de Sevilla no ha existido análisis crítico en los últimos años y, por tanto, no se han adoptado las medidas adecuadas ante las situaciones adversas que se han ido presentando», un hecho que ha mantenido a los ‘populares’ en barbecho desde la última convocatoria electoral, en una clara actitud de oposición ineficaz que hasta el momento ha beneficiado al actual alcalde de Sevilla, Juan Espadas (PSOE).

«Zoido ha pasado del temor reverencial a la pérdida del respeto por su figura política» comentaba en su día Rafael Belmonte, actual edil del Grupo Popular de Sevilla y mano derecha de Beltrán Pérez para asaltar el liderazgo ‘popular’ en la capital. En la primavera de 2016 comenzó la Operación Manijero –así conocida por haberse fraguado en la caseta El Manijero los primeros pasos de los ‘populares’ desencantado-, una toma de posiciones ante la más que probable salida de Zoido hacia algún ministerio en Madrid. Reuniones, estrategia mediática, llamadas, disputas por compromisarios y lucha cuerpo a cuerpo en cada convocatoria electoral. Así durante un ciclo interno que arrancó en noviembre y que se prolongará hasta la celebración del próximo congreso provincial sobre finales de mayo o principios de junio.

Guerra de posiciones

En el PP de Sevilla también se lucha por ‘colocarse’ en un buen sitio de la foto. Una vez rotos todos los acuerdos -«el consenso entre candidaturas, ahora mismo, es ciencia ficción», afirma Beltrán Pérez-, hay quien acusó al sector crítico ‘popular’ de querer romper el partido. Fueron palabras del actual presidente provincial, Juan Bueno, en la despedida de Zoido antes de su partida hacia Madrid. Bueno corresponde a la figura de un jerarca acabado, a quien ya buscan sustituto de cara al congreso provincial. José Luis Sanz, quien ya fuera presidente del partido y actual alcalde de Tomares, ha repetido abiertamente que Bueno no es la mejor opción de los continuistas, postulándose a sí mismo como una tercera vía que no termina de cuajar.

Todas las apuestas, al principio de la pugna, decantaban la balanza a favor del sector continuista, donde se alinean Cospedal, Zoido, Bueno o el propio José Luis Sanz. Ahora nada está tan claro. «Somos más optimistas que hace dos meses», afirman con seguridad desde la candidatura renovadora. En las últimas elecciones a compromisarios para el congreso regional, los delegados críticos fueron mayoría aunque en la capital se impusieron los representantes continuistas. «Por cinco votos, perdimos once compromisarios», aclaran fuentes ‘populares’. Controlar la capital hispalense supone un alto valor a pesar de que lo importante es ganar en la provincia completa, apostillan las cabezas visibles de la candidatura renovadora.

«Unidos para Ganar es un proyecto de profundidad crítica», insiste Beltrán Pérez, líder de la candidatura alternativa en la capital. Sus palabras coinciden con las ideas fundamentales del documento presentado a través de las redes sociales y con presencia testimonial en los medios tradicionales. «La DGT es quien más publicidad contrata en España», afirma Pérez. No obstante, resta importancia a esa cuestión aduciendo que son «cosas del momento». Lo importante, según los críticos, es llegar a los 22.000 militantes del Partido Popular en Sevilla, «recuperar la capacidad de opinión y de actividad» y llevar a cabo «procedimientos de profundización democrática», tal como señala el documento.

Las claves del proyecto

Algunos términos del proyecto de ideas parecen efecto de una visión de la política. «No se ha dicho nada que no haya dicho en el PP a nivel nacional», afirma Beltrán Pérez. Con proyecto de mentalidad ganadora bajo el brazo, los muchachos de Arenas han saltado al ruedo con hambre de poder. Apelan por los liderazgos fuertes aunque alejados de personalismos, apuestan por perfiles de excelencia para los cargos y la normalización del debate y la crítica interna. Reconocen que hay «ocasiones en las que pertenecer al Partido Popular se ha considerado un desprestigio», narra el documento. Esas palabras cuentan con el apoyo de los principales miembros de los críticos: «somos del PP, estamos orgullosos de ser del PP», un posicionamiento frente a la estrategia usada por Zoido de alejarse del aparato del partido.