Lugar en el que se ubicará el monumento, en la Avenida Diego Martínez Barrio. SA

El Ayuntamiento de Sevilla va a construir un monumento en homenaje a los sevillanos que perecieron en los campos de concentración nazis en el bulevar de la Avenida Diego Martínez Barrio.

Este proyecto se enmarca dentro de los acuerdos del Pleno del Ayuntamiento de Sevilla para que se reconozca institucionalmente a las 24 personas que fueron deportadas, entre 1940 y 1945, a los campos de concentración nazis. Las obras de construcción del monumento cuentan con un presupuesto de licitación de 39.996,11 euros.

El ‘Monumento a las víctimas sevillanas de los campos nazis’ se configura a partir de un muro de curvilíneas inflexiones y vocación escultórica, teniendo como material protagonista al hormigón armado. En torno a dicho muro se articula el resto de elementos modeladores de los espacios de paso, circulación, estancia y contemplación: puerta monumental, (murete bajo), atrio de la Memoria, adarve absidal y muretes perimetrales, con el complemento fundamental del ajardinamiento.

En cuanto a su ubicación, decidida en la Avenida Diego Martínez Barrio del Distrito Sur, se situará junto a la cabecera del bulevar contigua a la rotonda de los Ingenieros Industriales para ejercer de contrapeso a la glorieta ubicada en el bulevar sur y tensionar el espacio de extremo a extremo, convirtiéndose en nuevo foco de atracción para el espectador. Ubicado el monumento de esta manera, es clara la preponderancia de la frontalidad de su visión e imagen principal, por lo cual los elementos representativos, alegóricos, simbólicos y conmemorativos del mismo aparecen en dicho frente, cerrando la perspectiva visual del bulevar, en la que el alto seto de laurel interviene como telón de fondo, mientras un ciprés pone el contrapunto vertical a la horizontalidad del conjunto.

En definitiva, invita al espectador a rememorar, simbólicamente, la angustia que sufrieron aquellos sevillanos y sevillanas en los campos de concentración nazi: una sólida puerta de hormigón, con sus jambas y dintel pintados en negro da paso desde el exterior al ‘Atrio de la Memoria’, que acoge al visitante. Placas de homenaje y recuerdo con nombres y apellidos de personas que existieron nacen de un muro de hormigón de trazado tortuoso. “El encierro sin esperanza que supone la alambrada, representada alegóricamente por el murete bajo, el sufrimiento cotidiano y el padecimiento final que significaban las llamadas ‘escaleras del infierno’ son sentimientos y sensaciones simbolizados por el acabado rugoso del material y el escalonado en abanico del muro. Pero siempre queda la esperanza, y una ventana a la libertad deja ver la belleza del paisaje detrás del muro”, se explica en el proyecto para las obras de este monumento.