La Semana de la Arquitectura, que estos días se celebra en la capital hispalense, ha ofrecido esta mañana una visita guiada a la recién rehabilitada Iglesia del Salvador.
La tercera jornada de la X Semana de la Arquitectura, que organizan el Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla (COAS) y la Fundación para la Investigación y la Difusión de la Arquitectura (FIDAS), ha dedicado la mañana de este miércoles a las visitas guiadas a la Iglesia del Salvador. El arquitecto responsable de la rehabilitación del templo, Fernando Mendoza, asistió a las visitas, junto al decano del COAS, Ángel Díaz del Río.
Después de unas breves palabras de bienvenida del decano, Fernando Mendoza explicó a los presentes la importancia del templo, del que históricamente se considera que fue catedral de la ciudad, en la época anterior a la conquista musulmana, e incluso templo compartido en los primeros tiempos de la era islámica.
Posteriormente, las autoridades omeyas derribaron la basílica cristiana para sustituirla por la que sería mezquita mayor de Sevilla, llamada de Ibn Adabbas, y tras la reconquista de nuevo el lugar volvió a ser templo católico. Pero todas las épocas han dejado su huella y elementos arquitectónicos en el edificio, que pudieron apreciarse en la visita, desde el sótano a las cubiertas.
Además, al acometer recientemente la restauración, el equipo de Mendoza encontró un verdadero cementerio bajo el suelo del templo, con 2.800 enterramientos, que junto a las humedades y la acumulación de tierras propiciaba unas difíciles condiciones de mantenimiento. Todo ello se saneó y se construyó una especie de cripta moderna bajo el suelo de las naves, lo que ha permitido dar una vida nueva y el gran esplendor con el que en la actualidad luce El Salvador.
El edificio actual fue iniciado por el maestro Esteban García en 1674, y Leonardo de Figueroa concluyó en 1712 las obras, con el cerramiento de las bóvedas, la construcción de la cúpula y la decoración interior. Tras detectar graves problemas en su estructura que amenazaban con el desprendimiento sucesivo de diversos elementos constructivos, el Arzobispado de Sevilla determinó su cierre en la primavera de 2003.