Fue el primer alcalde democrático de Sevilla desde el 18 de julio de 1936. Un año después, nacía este abogado de profesión y político por devoción que llegaría a la alcaldía de la ciudad el 21 de abril de 1979. Ahora, el Ayuntamiento le concede la Medalla de Oro de la ciudad junto a los otros dos alcaldes democráticos desde entonces, Manuel del Valle, y Soledad Becerril. El antecesor de Becerril, Alejandro Rojas Marcos, ha rechazado la distinción.

Christopher Rivas. Mucho ha llovido desde entonces. Y nunca mejor dicho, porque su principal problema como alcalde fue la gran sequía que estuvo apunto de paralizar la industria de la ciudad. Luis Uruñuela fue fundador del Partido Socialista de Andalucía (PSA), la semilla de lo que después de llamaría Partido Andalucista.

Luis Uruñuela Fernández es un político y abogado de profesión. Nacía en plena Guerra Civil española, en 1937. Además en su carrera política fue diputado del Congreso y parlamentario andaluz. Pese a todo, por lo que es recordado y ahora premiado es porque el 21 de abril de 1979 se convirtió en el primer alcalde elegido democráticamente de la ciudad de Sevilla desde el levantamiento de Franco. Obtuvo 22 votos, ocho de concejales de su partido, el PSA, ocho del PSOE y seis del Partido Comunista.

¿Qué sintió cuando conoció que iba a recibir la medalla de la ciudad?

Cuando  me llamó el alcalde le dije que  como no es una cosa personal sino que se refiere a reconocer a todos los alcaldes, le dije que esa propuesta le ennoblecía, dados los estilos políticos que ahora están al uso. Para mí es una gran satisfacción. Si ya el haber sido alcalde de Sevilla está dentro de  las grandes satisfacciones de mi vida, esto es redundar en esa satisfacción. Estoy contento, satisfecho y agradecido.

¿Cuál fue su peor momento como alcalde?

La peor época fue sin duda la sequía que padecimos. Hubo un momento en que casi tuve que verme obligado a paralizar la industria en la ciudad por las restricciones. Afortunadamente antes de llegar al límite llovió y no tuve que hacerlo, pero pasamos unos meses muy difíciles.

Algunos preguntaban si iba a evacuar la ciudad…

(Risas) Cuando la gente en la que tenía confianza me preguntaba por las calles que si iba a evacuar la ciudad, les decía que iba a hacer como Moisés, voy a coger el callado y me voy a poner al frente de mi pueblo y buscar la tierra prometida. Era solo una broma. Pero lo pasamos muy mal.

¿Y entre los mejores?

El mejor momento son muchos. Quizás el de mayor satisfacción fue el día de la toma de posesión. Fueron unas elecciones muy especiales, las primeras democráticas y fueron muy enraizadas en lo popular. El pueblo participó y eso se percibió en el acto. Ya no se ha vuelto a repetir, porque como es lógico, se ha convertido en algo normal.  Pero el clamor y la participación popular fue enorme y fue una gran satisfacción para mi y para todos los que fuimos concejales en ese momento.

¿Cómo ve la ciudad ahora después de tantos años?

Ha mejorado y no reconocer eso sería absurdo. La principal tarea a la que me tuve que dedicar, fue a potenciar económicamente los ayuntamientos, en un estado de penuria. Nosotros estuvimos durante dos años con 3.900 millones de pesetas de presupuesto. No había muchas veces ni para pagar la nómina.

Todavía queda camino por recorrer, pero los recursos han crecido, la entrada en Europa ha sido un avance y la ciudad ha progresado. Sobre todo porque pasó por el hecho magnífico del 92. Fue un hito muy importante y nació con mi mandato.  Una de mis grandes satisfacciones fue cuando el rey me dijo: “¿Te acuerdas alcalde cuando nadie creía en esto y tú y yo nos tiramos a la piscina?, refiriéndose al Quinto Centenario.

¿Hacia dónde debe ir ahora la ciudad?

Yo creo que la ciudad tiene que recobrar un puesto en el contexto no ya español, que por supuesto, sino internacional. Recuerdo con la simpatía y el agrado que se me saludaba a mí, no por mí, sino por el nombre de Sevilla. Y eso creo que se ha perdido en gran medida.

Sobre todo, Sevilla tiene que encontrar el camino de su carácter de capitalidad. En esto tiene mucho que decir la Junta de Andalucía, que no acaba de atreverse a darle a Sevilla el lugar que le corresponde y la comprensión de las otras ciudades hermanas andaluzas, que tienen entender que ser capital supone una carga, que lógicamente tiene que  estar compensada con una serie de beneficios, no en el sentido de desigualdad con otras, sino para atender a las necesidades que implica el ser capital de Andalucía y además ejercer como tal capital.

www.SevillaActualidad.com

Licenciado en Periodismo y Máster en Sociedad, Administración y Política, puso en marcha el 'Proyecto Deguadaíra', germen de Sevilla Actualidad. Ha pasado por El Correo de Andalucía, Radio Sevilla-Cadena...