La Puebla de Cazalla. SA.

El pasado 10 de enero un matrimonio de ancianos vecinos de la localidad de La Puebla de Cazalla (Sevilla) denunció la sustracción de los ahorros de toda su vida mediante el robo de sus datos y posterior utilización a través de Internet.

El día de Reyes, 6 de enero, a media tarde, Andrés, de 77 años de edad, recibió una llamada telefónica del que, creía, era un comercial de su compañía telefónica.

En la misma el delincuente le pide numerosos datos personales para, teóricamente, poder llevar a cabo un cambio de titularidad de la línea que el mismo estaba llevando a cabo con antelación, de un familiar a su propio nombre.

Los datos que le solicita no son solo relativos a él mismo, sino también a su esposa y a la familiar anterior titular de la línea telefónica.

Con el fin de generar mayor confianza, el delincuente lo remite a una locución sobre protección de datos, circunstancia que hace que Andrés confíe en el teórico comercial.

Entre los datos que la víctima facilita al ciberdelincuente, se encuentren los relacionados con sus cuentas bancarias y con dos tarjetas de crédito que constan igualmente a nombre del titular con la misma entidad bancaria.

Desde el 6 de enero al 8 de enero los ciberdelincuentes realizaron numerosos cargos, todos provenientes de una conocida agencia de viajes online, cargándole en cuenta prácticamente la totalidad de sus ahorros, en concreto, la cantidad de 14.609,71 €.

Igualmente, los ciberdelincuentes realizaron más operaciones con cargo a las tarjetas de crédito del matrimonio por un total de 17.893,15 euros, en la primera de ellas, y por 6.525,00 euros en la segunda.

Tras la presentación de la denuncia y de la reclamación formal ante la entidad bancaria, finalmente el matrimonio ha conseguido recuperar el total sustraído e, incluso, que se le abonen las cantidades que el banco financió al ciberdelincuente a través de las tarjetas de crédito.

En palabras del abogado del matrimonio, Fran Peláez, «por desgracia los ciberdelitos son cada día más frecuentes. El ciberdelincuente no solo se aprovecha de las tecnologías para cometer el delito, sino que lo hace principalmente del uso del mecanismo del engaño para llevarlos a cabo. Resulta crítico ser muy celoso con los datos que se entregan, entre otros, a través de llamadas telefónicas, redes sociales, aplicaciones y webs sospechosas… El principal elemento de seguridad con el que contamos para evitar ser víctimas es nuestra desconfianza a la hora de mostrar nuestros datos en las redes».