Siempre se queda todo resumido en lo bueno. Hasta la peor circunstancia tiene algo de aprendizaje, algo bueno. Nunca se sabe cuando algo o alguien volverá a pasar, pero lo verdaderamente útil e importante es que nunca terminará de pasar. La noche exige pasaporte, una cédula de ciudadanía, una suerte de señal de que se es gigante, como el Mario Conde de Padura que solo se enamora de mujeres que calcen un determinado número de pie. De todas las noches tristes de viejos, héroes, amantes, caballeretes con mansiones de aire, condes y duques de justa nobleza y damas de armas tomar, la mas genial se sabe cuál es.

Se aprecia el detalle de un dulce tiroteo hasta en ese ‘Ohana’ tatuado en la cara posterior del brazo, y el signo de la mirada perdida en el viento como si Lee Remick hubiera querido reencarnarse mejorando su versión. Una mirada y un estar que no tienen póliza de seguros que cubra comportamientos erráticos porque, al cabo y al inicio, hemos venido a vivir bien estando equivocados, cometiendo locuras y pidiendo perdón y luego permiso.

-Y, ¿Dónde duermes?

-¿Yo? Sobre mi estómago. La almohada hace que la conciencia descanse y prefiero no pensar; pero si amanece nos vamos.

Y así todo, con la belleza descarada e inocente de ojos claroscuros, con ese adiós dibujado en la cara, todo cobra su justo sentido y medida. Puede que la mayor evidencia de nuestro siglo -ese tiempo en el que vivimos que es como el XX pero con desgana y en el que todo el mundo tiene miedo y La Bolsa baja mucho- sea que el sentido de la gravedad sea el mar. Inmutable y de dónde no vuelven las cosas cuando caen; ese azul que traga vidas en el que dos extraños que disuelven el pudor en el humo y en sus ojos a la sombra de un almendro que echa raíces en el mar, siempre el mar.

Después de uno, después de otro, quedan los restos del camino; copas vacías, páginas de rasgadas de Mañana en la batalla piensa en mí, humo y las cenizas de aquellos cigarros que a uno gustaban y al otro daban resaca y -como siempre- al acabar, la vida seguirá con ese ir y venir de centauros del desierto que dejan puertas abiertas y caminos en donde la vida seguirá abriéndose paso.

Nacido en 1989 en Sevilla. Licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla y Máster en Tributación y Asesoría Fiscal por la Universidad Loyola Andalucía. Forma parte de 'Andaluces, Regeneraos',...