Intersex
Emily Quinn (@emilord) -activista intersex – para Inter/Act (@Inter_ActYouth )

LGTBIQ| El 26 de octubre se conmemora en todo el mundo el Día de la Visibilidad Intersexual. Esta fecha viene a razón de que el mismo día del año 1996, tuvo lugar la primera protesta que reivindicaba los derechos de las personas intersex en el marco de la conferencia anual de la Academia Americana de Pediatría que se celebraba en Boston.

Casi un cuarto de siglo después, la Red de Municipios Orgullosos que tengo el inmenso honor de presidir y coordinar insta al conjunto de ayuntamientos y entidades sociales miembros, mediante un manifiesto institucional, a poner en marcha herramientas para proteger y defender los derechos de las personas intersex, así como combatir el estigma y la discriminación que sufren por sus características sexuales. A día de hoy, la red suma ya más de setenta pueblos. Pueblos y ciudades valientes y comprometidas, a las que proponemos la noble tarea de incluir en su agenda institucional, políticas que tienen que ver “con la I” de nuestras siglas dentro de sus planes o programas de Igualdad y Diversidad. Ya en 2019 organizamos algunas jornadas en municipios como La Algaba o La Rinconada.

Somos conscientes de que la mayor demanda de este colectivo está en reivindicación histórica para eliminar y corregir aquellas malas praxis sanitarias que, además de violar la libertad individual, pueden tener consecuencias nefastas físicas y psicológicas para el desarrollo de la persona durante el resto de su vida. Y tampoco exagero al afirmar que en nuestro país se están practicando mutilaciones genitales a bebés y menores de edad. Prácticas que, inexplicablemente, actualmente se encuentran dentro del marco legal (quizás por aquel criterio subjetivo de que se actúa “por el bien del menor”). 

No ignoramos que estas competencias sanitarias corresponden a administraciones superiores a los ayuntamientos y diputaciones, pero resulta igual de evidente que en los pueblos y ciudades viven médicos, representantes políticos, responsables sanitarios, gerentes de salud, profesionales de la educación y un sinfín de perfiles profesionales a los que, junto al resto de los mortales, no nos viene nada mal el hecho de tomar conciencia cuanto antes de la realidad intersex.  

Algunos estudios estiman que el total de población intersexual se sitúa entre un 0,05% y un 1,7% de la población.

En primer lugar, porque la propia palabra intersex continúa siendo una incógnita para la gran mayoría social. Algo inexplicable en tanto a que este colectivo ni es tan minoritario ni son seres humanos “hermafroditas”. Algunos estudios estiman que el total de población intersexual se sitúa entre un 0,05% y un 1,7% de la población. O, dicho de otra manera, el conjunto de personas con rasgos intersexuales equivale a la cantidad de personas pelirrojas que hay en el mundo. Lo que ocurre es que la población pelirroja suele concentrarse en zonas geográficas concretas, como son Irlanda y Escocia, y las personas intersex son una realidad global.

La intersexualidad tiene que ver con las características biológicas del sexo y no está relacionada con la orientación sexual o la identidad de género de las personas. Es por ello que, para incluir la intersexualidad en el campo de la Diversidad Sexual, en la Red de Municipios Orgullosos utilizamos el plural para referirnos a orientaciones, identidades y corporalidades. Un concepto que hemos aprendido y asimilado gracias al trabajo persistente y a la implicación de los grandes activistas y profesionales que componen el Grupo Pro Derechos Humanos Intersex Krisol de nuestra asociación hermana Adriano Antinoo. 

Una persona intersex puede ser hetero, gay, lesbiana, bisexual o asexual, y sentir que su identidad sexual es la de una mujer, un hombre, ambas o ninguna de las dos cosas. De manera general, la intersexualidad remite a la existencia de una variedad de situaciones del cuerpo en las cuales, una persona nace con características sexuales –genitales, gónadas, niveles hormonales, patrones cromosómicos– que no parecen “encajar” en las definiciones propias de masculino o femenino. Puede ser que en vez  de tener una composición genética XX o XY, la persona nace con otra fórmula cromosómica denominada “mosaico”, es decir, sus cromosomas son XXY o X0. No hay una sola anatomía intersexual.

Las corporales propias de las personas intersex pueden ser visibles desde el nacimiento, aunque también puede ocurrir que no se manifiesten hasta la pubertad. Incluso se da el caso de cuando existen complicaciones a la hora de engendrar descendencia, el diagnóstico determine que la causa de infertilidad se debe a que la persona es intersex. Y ya no hablamos de las personas que abandonan este mundo sin ser conscientes de sus realidades corporales.

El miedo, el desconocimiento y el rechazo a lo diferente provoca que muchas personas intersex, especialmente niños y menores, sufran estigmatizaciones y discriminaciones con demasiada frecuencia. 

La intersexualidad se trata de una variación en las formas y la composición corporal, no de una enfermedad ni de una malformación. No obstante, al igual que ocurre por desgracia en el amplio campo de las realidades humanas, es habitual que aparezcan aquellos “problemas” que tienen que ver con las faltas de respeto a la diversidad. El miedo, el desconocimiento y el rechazo a lo diferente provoca que muchas personas intersex, especialmente niños y menores, sufran estigmatizaciones y discriminaciones con demasiada frecuencia. 

El compromiso de todas y de todos, administraciones, instituciones, entidades y sociedad civil se hace necesario para exigir la prohibición de intervenciones quirúrgicas genitales sin consentimiento, teniendo en cuenta que estas aberraciones sanitarias tienen como mayoría de sus víctimas a los menores intersexuales. Se trata simplemente de otorgar el derecho a decidir libremente, per ser, si la persona quiere o no modificar su cuerpo y poder llevar a cabo su elección con total libertad sin dar ninguna oportunidad a impedimentos burocráticos, políticos o económicos, amén de cualquier tipo de coacción o imposición médica (que también se dan).

Forma parte también de este compromiso el rotundo rechazo a la violencia que se ejerce sobre las personas intersex mediante los procedimientos médicos vigentes. Hablamos de aquellos tratamientos normalizadores que tratan de borrar cualquier posibilidad corporal que no se asemeje a los genitales normativizados de un hombre o una mujer cis. No podemos renunciar a la diversidad, máxime cuando ello conlleva violencia y sufrimiento. Y no debemos perder ni un minuto en conocer y dar a conocer las infinitas posibilidades que nos ofrece la diversidad del ser humano. 

Y vuelvo al principio. Aunque se exceda de sus competencias, solicito públicamente el compromiso activo de la Red de Municipios Orgullosos, así como también de la gran mayoría social, a acompañar a aquellos colectivos que trabajan por los derechos de las personas intersex en la noble tarea de apoyar cuantas iniciativas legislativas sean necesarias, y sumar voces que favorezca la toma en consideración y el debate parlamentario de aquellas normas que permitan acabar de una vez por todas con estos atropellos a la dignidad del ser humano.

Mientras tanto, empecemos por lo más sencillo. La I de nuestros colectivos es de Intersex, no de invisible. 

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