Enero ya camina con fuerza por el calendario. El 2022 es una realidad perceptible. Las navidades tal como hayan sido se han terminado. El sol naciente reemplazó al muriente del 2021. El solsticio de Invierno ha parido otro dígito más en el calendario gregoriano. La lista con los nuevos propósitos incumplibles empieza a olvidarse y en la mayoría de los casos terminan en una bola para hundirse en el contenedor de papel. Esta rutina añonuevera es un bucle que rara vez modificamos en nuestra existencia. Un hábito de la vida que no es doliente, solo estacionaria.

Sin embargo, siempre hay motivos por los cuales una persona emigrada nunca está preparada, la muerte, por citar uno de los grandes.

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Natural de Sevilla; en la Rábita, el mar me bautizó; aprendí a caminar y hacer travesuras como cazallero; en Dos Hermanas la escuela me dio alas, la Hispalense un motor; luego en México, bravura y...