¿Sevilla le queda grande a los sevillanos? Acostumbrada a ser centro de un imperio presente en cuatro continentes, la ciudad fue retrocediendo poco a poco hasta convertirse en la periferia de la periferia de Europa.

Los cuarenta años de franquismo, en unos momentos en los que Europa terminaba por despegar social y culturalmente, hicieron el resto y España y su capital meridional terminaron por encerrarse en el Spain is different y poco más.

Unos clichés que todavía hoy sufrimos, pero de los que poco a poco nos vamos zafando gracias a organizaciones como Sevilla se mueve e iniciativas como La Noche en Blanco. Más que el éxito de este evento, lo que sorprende es que todavía queden organizaciones públicas y privadas incapaces de entender el enorme potencial y los beneficios que un impulso cultural de este tipo puede tener para la población y para ellas mismas.

Es una pena que a Sevilla le cuesta tanto despertar de su sueño cofrade, una dimensión social y artística que, sin menospreciarla, suele ser un lastre para una ciudad que tiene todos los ingredientes para estar a la vanguardia cultural de Europa: una historia que se siente en sus calles, genios e ingenios que nunca le han faltado, incontables espacios urbanos esperando a ser aprovechados y una posición geográfica inmejorable que explica que Sevilla haya sido tradicionalmente punto de conexión de mundos distintos.

La Noche en blanco consistió en eso: abrir la ciudad a sus vecinos y visitantes para que pudiésemos descubrir sus rincones, edificios e historias. Y la gente respondió con 50.000 visitas en las poco más de seis horas que duró; un éxito rotundo para el que no hizo falta sacar pasos a la calle o poner una verbena en un descampado.

Fue sólo una noche pero sirvió para dejar claro que Sevilla no le queda grande a los sevillanos; aunque fue, precisamente eso, sólo una noche. Ojalá la energía y el saber hacer de Sevilla se mueve se transmita a más instituciones para que sigamos impulsando una cultura urbana que, ya hemos visto, quiere estar viva. Para eso hace falta que todos demos un paso al frente, participemos y sumemos cada vez a más personas, porque sólo andando podemos provocar ese movimiento que esta ciudad lleva años reclamando.

De madre sevillana y padre granadino, nació en Almería en 1991. En 2015 se tuvo que marchar a la Universidad de Groninga para poder estudiar la Sevilla moderna de verdad (la del siglo XVI). Es, además,...