mercedes-serrato-31-de-oct-2016

Igual que hay semanas que no se sabe que tema traer al Graderío, por desgana, desinterés, o porque las cuestiones ya están manidas y repasadas; hay semanas que la saturación de temas es tal, que no puedes decantarte por uno solo.

Pensaba el sábado por la noche hablar de Gabriel Rufián Romero, político catalán con nombre de bandolero de Sierra Morena, dicho esto con todo mi cariño, al fin y al cabo, este señor y yo compartimos antepasados en Jaén, además de una larga lista de apellidos andaluces en nuestras genealogías. Es por esto que Rufián me parece el máximo exponente de una modalidad ideológica que me divierte llamar «el charneguismo ilustrado». Junto con mi teoría del «voto Mari» podría decir que son mis humildes aportaciones a la politología.

Don Gabriel dedicó el 80% de su intervención a decir verdades, de forma agresiva, y quizás demasiado brusca para un hemiciclo acostumbrado a la hipocresía y la camaradería paniaguada de quienes sienten el asiento muy mullido bajo las posaderas. Pero cuando Rufián estaba enzarzado en su ataque a la presidenta Díaz, cayó, víctima de su charneguismo ilustrado, en el ataque ignorante y demagogo a la comunidad verdiblanca. Olvidaba el buen señor que en la tierra de sus progenitores es más accesible la educación, incluida la universitaria, y que entrando en comparaciones, no le envidio medio gramo de su sanidad, céntimos sanitarios incluidos. Y no es esto una defensa de nuestra presidenta, líbreme el Cielo. Es una defensa de una tierra con unas raíces tan profundas que son las que sacan adelante (pese a la clase dirigente) nuestra comunidad y la de Gabriel Rufián Romero, aunque a él, por ignorancia e impulsos asimilacionistas de persona acomplejada, se le olvide.

Las políticas conservadoras de su formación hablan por sí solas, aunque el diputado no invierta minutos de sus intervenciones para justificar esto. Él quería liar el taco, cosa muy respetable, pero como consejo, no va a conseguir mejoras para su comunidad con esto, asumiendo que el fin último de su vocación política sea ese; que tal vez es mucho asumir por mi parte.

Pero si de liar el taco se trataba, Pedro Sánchez, contra todo pronóstico, ha sido el rey de eso este fin de semana, motivo por el cual no he podido dedicar todas mis líneas a Rufián. Susana Díaz ha creado un mártir, y eso tiene un riesgo incalculable. Como mártir, ahora está revestido de una dignidad y un valor que nadie apreció en estos tres años, ni dentro ni fuera de su partido.

A pecho descubierto, dijo lo que todo el mundo sabía, pero lo que jamás pensamos que nadie que perteneciera a la clase política iba a decir. Más aún, nunca pensamos que esto se daría en televisión, y proviniendo de alguien que no se ha retirado de la batalla.  Probablemente, ese ataque «sincericida» (término de Ismael Serrano) le vaya a traer más alegrías que desgracias a nivel de bases y de votantes; no así con los barones, y sobre todo, con la baronesa.

Sánchez Castejón coge su coche y va al encuentro de la gente y la palabra, táctica muy útil, con eficacia más que probada desde el año 30 d.C.

Puede que en estas tierras, no se le reciba tan mal como a priori pueda creerse. Me atrevería a decir que hay municipios en que lo esperan con los brazos abiertos. No se vayan muy lejos, a Dos Hermanas es suficiente.

Y en este breve resumen del fin de semana en que se lió el taco, un recuerdo para quienes tienen la misión de contarlo; especialmente a Juan José Cuéllar: Querido, mucha gente te habría comprado el privilegio de seguir a San Pedro en su apostolado, míralo de ese modo.

Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...