Isabel Díaz Ayuso junto a Juanma Moreno
Isabel Díaz Ayuso junto a Juanma Moreno

La Comunidad de Madrid envió ayer por la tarde un comunicado a los medios de comunicación para denunciar lo que ellos entienden como un «acoso propio de las dictaduras» a Isabel Díaz Ayuso por parte de dos periodistas del diario El País. Los redactores se encontraban en las inmediaciones de la vivienda de la presidenta hablando con vecinos y comerciantes para verificar una información acerca de una supuesta obra acometida en el inmueble, propiedad de su pareja, Alberto González, y en el que ambos viven. De ser cierta la hipótesis de los reporteros, este habría ordenado una ampliación de su piso convirtiéndolo en un dúplex con el de la planta superior, que está a nombre de su abogado.

La información incluía detalles como una fotografía de los redactores además de sus nombres y apellidos. Asimismo, también hacía referencia a dos trabajadores de eldiario.es que, siempre según la versión del gobierno autonómico, intentaron entrar en casa de la presidenta ocultando su identidad con una capucha.

Las dos empresas aludidas, eldiario.es y El País, han desmentido la información de la Comunidad de Madrid, aunque algunos medios de comunicación afines a la línea ideológica del Partido Popular la han publicado sin verificación alguna. Hace unos días, Miguel Ángel Rodríguez, mano derecha de Ayuso, amenazó a la periodista de eldiario.es, Esther Palomero, con hacer lo posible para cerrar su periódico en represalia a una información publicada, en la que ella ni participó, que aseguraba que la pareja de Ayuso estaba siendo investigada por Hacienda. 

Y, ¿qué hace el redactor de un medio llamado Sevilla Actualidad hablando de lo que pasa en Madrid? No era mi intención cuando me desperté, pero es que la noticia estaba en todas partes y, claro, uno ya se pregunta si se ha acostado en la capital andaluza y se ha levantado en Madrid, como cuando drogaban a Mr. T en el equipo A para viajar en avión, medio de transporte que odiaba. De repente, me vinieron las ganas locas de opinar sobre algo que, seguramente, solo afecta a los que viven en esa comunidad. 

Vamos, que me apetecía meterme en el barro de la política madrileña, que es mucho más divertida que la sevillana, donde lo más reseñable son algunas pullitas por la caseta de la Feria entre el Consistorio y el Partido Socialista o los trapicheos anuales con las sillas de la Semana Santa. Ah, hoy se aborda en el Parlamento andaluz la Proposición de Ley de Adelante Andalucía acerca de la gratuidad de gafas y lentillas para menores de edad. ¡Ya veremos si la propuesta sale adelante!

Que la política local de Madrid se convierta en interés nacional no es nuevo. Pero es que en la capital hacen mucho ruido. Desde la periferia no llegamos a entender del todo al personaje de Ayuso. Nos hacen gracia sus salidas de tono, sus ocurrencias y la incultura con la que a veces trata algunos temas. La ignorancia es atrevida, y cuando viene de un político es carne de meme. Reconozco que la señora da juego. Más allá, lo cierto es que no sabemos mucho de qué está haciendo por su comunidad. Lo estará haciendo bien cuando poco se habla de ello. 

Y es que Ayuso no es solo la presidenta de la Comunidad de Madrid, es también un icono. Es el reflejo de nuestro tiempo, la polarización personificada. Es, también, un tema recurrente entre los parroquianos sevillanos, mucho más que hablar de Juanma Moreno, eso desde luego. Y es que el bueno de nuestro presidente, con esa cara de no haber roto nunca un plato, no da tanto juego. Recuerda a Alberto Ruiz Gallardón, ex alcalde de Madrid, cuando todos decían que era el político de derechas más centrado de su partido. Después, cuando ascendió a la gobernanza nacional como ministro de Justicia ya no era tan centrado, pero esa es otra historia. 

Los padres, cuando los hijos abandonan el nido, suelen decir que la mejor noticia es que no hay noticia, eso significa que todo va bien. Si ellos supieran. El caso es que la política nacional se ha convertido en un Gran Hermano con reglas retorcidas donde gana el más bruto, el más incisivo y el que menos escrúpulos tiene. Nosotros lo permitimos, y callamos. Bueno, lo twitteamos, que es como el gato de Schrödinger, decir y no decir algo a la vez. 

Las intervenciones de Ayuso trascienden la política regional, y se convierten en discurso nacional, de eso no hay duda. Lo único que se me ocurre es que aún viviendo en Sevilla, nos dejen empadronarnos en Madrid para poder votar en Madrid. Si tanto se empeñan en meternos hasta en la sopa lo que allí ocurre, digo yo que tendremos derecho a opinar. 

Tengo más de 20 años de experiencia en medios de comunicación y 16 de ellos los he vivido en Madrid donde, además de comer bocadillos de calamares, he formado parte de las principales redacciones de...