La palabra según la RAE significa persona que pide limosna. En el imaginario popular es la persona que suele vivir en condiciones infrahumanas en algún resquicio de la ciudad cuya principal tarea es conseguir sobrevivir de la caridad de otras personas, del estado y su naturaleza.

A nadie le sorprende que muchas de estas personas tengan un origen muy diferente, pero un proceso muy similar de alcanzar la mendicidad, la cual es siniestramente difícil de abandonar, incluso con ayuda de otras personas, del estado o de asociaciones de otra índole.

Homelessness: the state of having no home or permanent place of residence

Tampoco nos sorprende cómo el número de mendigos ha aumentado con las políticas neoliberales, pero en el papel, ellos no existen, al igual que cualquiera que no esté subordinado a sus directrices. Los números y los datos económicos no muestran, por diferentes razones, que estas personas están vivas y suponen un gasto al erario público. Por supuesto, es más barato evitar que una persona caiga en la mendicidad que sacarla de ella o ignorarla, así como las consecuencias tanto en materia de salubridad y conflictividad social. No quiero que nadie relacione mendicidad con personas violentas, es al contrario la violencia es empleada hacia las personas que terminan en la mendicidad. ¿Cómo acaba una persona en la mendicidad?

Homelessness exists in every country of the world

Las causas para que una persona sea mendiga son un secreto a voces y se resumen en la suma de muy pocos factores cercanos a cada uno de nosotros. No creas que estás a salvo.

Los factores que generan la mendicidad son la pérdida de poder adquisitivo y una deuda con la banca privada: ¡Privada! Otro, la pérdida de los trabajos que generan ingresos, la falta de liquidez desencadena el proceso.

Homelessness has a number of causes, many of which are closely related. One major cause is a lack of affordable housing. La salida abrupta del círculo socio-económico por causas de ruptura familiar, social y política.

Por enfermedad, muchas veces relacionadas con la salud mental y la inexistencia de una red social que las ampare. La familia mediterránea, iberoamericana, asiática y africana marcan la resistencia al neoliberalismo, contribuyendo a mantener al miembro que no está a flote. Sin embargo, esto tiene un límite y un gran costo social.

En las sociedades donde esta red no existe, las personas son tan dependientes de sus ingresos económicos generados por la macroeconomía, que estamos desamparados a los vientos fortuitos que nos golpean.

Clarificando: Si vives en un país europeo tienes más opciones de sobrevivir que en un país invadido y en continuo conflicto bélico.

Algunas veces todos los factores se suman en cierta medida, pero el resultado es el mismo, un nuevo mendigo.

Some people cannot afford rent or mortgage payments because they are unemployed. They may be unable to find work because of a recession or because of physical or mental illness.

Cada día vemos personas en la mendicidad pero las evitamos, las sorteamos como un mobiliario urbano roto, nos tapamos la nariz, porque huelen a orín, nos reímos de ellas cuando están borrachas o gritando por la desesperación de su situación que percibimos con lágrimas de cocodrilos y decimos o pensamos: que busquen un trabajo y dejen de vaguear, que vayan a una ONG o un templo religioso por comida.

O los iluminados que consideran a todos los mendigos parte de una mafia internacional y están aquí porque el político de turno atrae a toda la emigración. Al final, preferimos creernos cualquier estupidez antes que mirar a la cara al foco de la mendicidad y preguntarnos con sinceridad cómo queremos vivir para que nadie se quede fuera.

Other homeless people have jobs but do not make enough money to pay for housing, sometimes because the cost of living in their neighbourhood has risen. People may also slip into homelessness after living through war, natural disasters, or a personal hardship, such as domestic abuse. -www.Britannica.com

¿Has pensado cómo sería un día en la vida de un mendigo? Empecemos a medianoche. No tienes absolutamente a nadie. Te encuentras en Trafalgar Square en London.Tu ropa está impecable, tienes dinero en el bolsillo y en la tarjeta del banco, reloj decente, aún se nota la limpieza del último baño. No sabes a donde ir, por supuesto, llevas la mochila más grande que tengas con todas tus pertenencias.

Después de quince minutos, empieza a llover y hace frío. Te vas debajo del primer cobijo en National Gallery. La seguridad os empuja, ya que no eres el único. Las entradas del metro están cerradas. No estás solo, hay otros mendigos. Gente como tú que no sabe muy cómo llegó a este punto. Ves como unos quitan a otros de lo que carecen. Un grupo se va hacia un parque. Tienes miedo, no conoces a nadie y los acompañas desde la distancia.

Hace una hora que eres mendigo, estás empapado, tienes frío, hambre, miedo…y solo un hueco entre matorrales húmedos y el saliente de unas escaleras te protegen de la lluvia. Un grupo de jóvenes borrachos con ganas de divertirse te ven y te orinan desde cierta alturas en pleno chaparrón. Abandonas el lugar mientras estas calado hasta la médula de agua y frío. Una botella impacta en tu mochila y te caes de frente. Un coche de policía ignora lo que te ocurre. Te asaltan un grupo de personas y te roban todo lo que a ellos les interesa. Ya no hay mochila, reloj, zapatos, chaqueta…Uno de ellos te viola mientras el resto te agarra con fuerza. Estáis en una zona arbolada a medio camino de Buckingham Palace y Westminster Parliament.

Apenas en un par de horas ya no tienes un ápice de higiene. Está herido física y mentalmente. Tienes sed y hambre. Y no te queda nada. Apenas en 4 horas, todo lo que eras se ha convertido en un despojo. Amanece y pides caridad humana pero London es neoliberal y de eso ya no hay tanto. La gente te rodea y te ignora. La policía te esquiva una y otra vez. Toda tienda está cerrada para ti.

Gritas, gritas, gritas y lloras: No tienes nada, ni a nadie. Y escuchas: ¡Búscate un trabajo flojo, escoria! Empatiza con estas personas, la próxima puedes ser tú.

Natural de Sevilla; en la Rábita, el mar me bautizó; aprendí a caminar y hacer travesuras como cazallero; en Dos Hermanas la escuela me dio alas, la Hispalense un motor; luego en México, bravura y...