Imagen de Aitana, la modelo creada por IA. Instagram.

En los últimos meses habrás visto en todo tipo de plataformas de noticias las imágenes de una mujer espectacular con el pelo rosa y una camiseta deportiva blanca. Su nombre es Aitana, y se trata de la creación de una agencia publicitaria catalana que, durante un periodo en el que no conseguía suficientes clientes, decidió dedicar algo de tiempo a desarrollar su propia influencer artificial mediante IA.

Buena parte de la información sobre Aitana proviene de su propia agencia, así que conviene tomarla con cierta cautela, pero lo cierto es que las cifras que parece manejar Aitana en las redes sociales son mareantes: hasta 10 000 € al mes en ingresos de todo tipo. Esta es la etiqueta que acompaña a Aitana en la prensa, lo que despierta muchos interrogantes en torno al potencial de la IA para los negocios… y para la disrupción de las redes sociales.

Parte de estos ingresos provienen de acuerdos publicitarios con distintas empresas que buscan promocionar sus productos con Aitana, y otra parte consiste en donaciones de seguidores obtenidas en las plataformas donde opera. O, al menos, así se desprende de la información facilitada por su agencia, que presumiblemente estará trabajando en el desarrollo de nuevos modelos de inteligencia artificial para sus campañas futuras.

Miles de personas creen que Aitana es real

La agencia de publicidad que creó a Aitana afirma que un popular cantante latinoamericano llegó a enviarle un mensaje privado pidiéndole una cita. No se especificó quién era el cantante, pero queda claro que el extraordinario realismo de esta influencer artificial hace que mucha gente dé por sentado que se trata de una persona real. Por fortuna, la agencia admitió sin reparos que es una creación de IA, pero no siempre encontramos esa transparencia.

Uno de los grandes problemas a los que nos estamos enfrentando con el auge de la IA es la extraordinaria facilidad con la que pueden desarrollarse contenidos falsos en la red… y la sorprendente credibilidad que pueden llegar a tener. Estos contenidos pueden ser noticias falsas –generadas masivamente con ChatGPT–, fotografías falsas –como las fotos de Aitana–, y, muy pronto, nos veremos inundados también con videos falsos: los famosos ‘deepfakes’.

El problema del phishing en las redes

La creación de fotografías hiperrealistas, sobre todo cuando una IA es capaz de diseñarlas en cuestión de segundos, supone todo un problema para las redes sociales. Plataformas como X o Facebook llevan años tratando de combatir los miles de bots que inundan sus servidores para publicitar todo tipo de productos fraudulentos, con frecuencia tratando de robar la información bancaria de sus víctimas mediante estafas de phishing.

Aunque es posible instalar VPN para contar con una cierta protección anti-phishing y prevenir este tipo de estafas –al menos, en el caso de las VPN que ofrecen estos servicios extra–, las herramientas anti-phishing no son infalibles, y, además, los ciberatacantes renuevan continuamente sus cuentas y los enlaces falsos para eludir la seguridad. Lo peor es que las nuevas herramientas de IA como Midjourney y ChatGPT aceleran aún más este proceso.

La gran batalla de la desinformación

En un año que promete ser clave para las democracias en todo el mundo –nunca antes ha habido tanta gente convocada para elecciones gubernamentales como en 2024–, las redes sociales están convirtiéndose en auténticos campos de batalla de desinformación. Cualquier persona con intereses políticos puede financiar miles de cuentas falsas para que ejerzan presión a su favor en Facebook, Instagram o X. Cuestan muy poco, y tienen un gran efecto.

Las redes sociales se han convertido en centros de opinión con más fuerza incluso que la prensa tradicional. El propio Barack Obama admitió en más de una ocasión que no habría logrado ser presidente sin el apoyo de sus bases en las redes sociales. Pero aquel fue un apoyo legítimo, allá por 2009, cuando todavía estábamos lejos de la avalancha de cuentas falsas automatizadas que están inundando las redes sociales en los últimos años.

En España ya hemos asistido a la presión de este tipo de cuentas fraudulentas durante las últimas elecciones nacionales, que fueron particularmente disputadas y ariscas. Este año nos enfrentaremos a una reválida de las elecciones estadounidenses entre Joe Biden y Donald Trump, y, en esta ocasión, la IA entrará en juego como nunca antes. ¿Hasta qué punto puede suponer un riesgo la tecnología de la inteligencia artificial si se deja en malas manos?