El suelo radiante es considerado por muchos un recurso de lujo al alcance de muy pocos. Se trata de un sistema que se instala bajo el suelo al cumplir una serie de requisitos y que puede tener un efecto muy positivo en el consumo energético, ya que permite abaratar costes en conjunción con otros sistemas generadores de calor.

Aunque el suelo radiante ha estado ligado durante mucho tiempo a las viviendas de lujo, lo cierto es que es un sistema de calefacción que puede ser instalado en cualquier tipo de vivienda y la inversión inicial que supone instalarlo se amortiza más rápidamente que otros sistemas de ajuste térmico, lo que hace que cada vez más consumidores opten por incluirlo para poder disfrutar aún más de sus hogares.

¿Qué es exactamente el suelo radiante?

El suelo radiante es un sistema que necesita cumplir una serie de requisitos para ser instalado en una vivienda y que permite calefactar el suelo de todo el hogar en los meses más fríos del año para poder ir descalzo sin preocuparse por catarros ni constipados. Además, al ser combinado con otros sistemas de ajuste de temperatura, como una caldera de condensación o un sistema de energía solar, permiten disfrutar de un reparto homogéneo del calor por toda la vivienda y reducir el nivel de consumo energético, con el consecuente ahorro en la factura.

“Con un suelo radiante, es posible disfrutar de un sistema en el que el calor se transmite a través del suelo de manera más equitativa. El calor, al tender a ascender, es dirigido al techo y provoca que toda la casa esté climatizada”, explican desde Tsclima, una de las empresas expertas en la instalación de suelos radiantes y otros sistemas de calefacción y climatización doméstica que ha dedicado una sección propia a este sistema de climatización en su propia página web, al que se puede acceder a través de https://tsclima.com/suelo-radiante-valencia/. “Su impulsión de agua es la más baja de todas, entre 30 y 45º C, y puede incluso ser empleado en verano al refrescar el suelo en los meses de más calor”, afirman desde la compañía.

Una de las ventajas del suelo radiante que es cada vez más apreciada por el consumidor es que se trata de uno de los sistemas de climatización más respetuosos con el medio ambiente, dados los reducidos niveles de consumo de los que dispone para funcionar. “Se trata de un sistema que consume realmente poco y que es fácilmente amortizable, y no presenta los problemas típicos de otras alternativas como los aires acondicionados convencionales, que necesitan ser instalados en un lugar propicio del hogar y deben pasar las correspondientes revisiones para evitar que se acumule la suciedad en su interior”, comentan desde Tsclima.

Y sin olvidar otra de las ventajas del suelo radiante: la supresión de los problemas de espacio. “Al tener el sistema de calefacción en el propio suelo, cualquier problema relacionado con el espacio desaparece: muebles, estufas y otros objetos que pudieran suponer un problema para el traslado o instalación de sistemas de calefacción portátiles automáticamente desaparece, simplificando más las cosas”, añaden desde la firma valenciana.

Requisitos necesarios para poder instalar un suelo radiante

Para poder instalar un suelo radiante hay que cumplir una serie de condiciones en la vivienda para que su instalación pueda ser una realidad. Para empezar, debe existir una distancia aproximada de 8 centímetros entre el suelo que se pisa y la forja de obra para proteger la instalación y permitir que los tubos que transportan el calor cuenten con el espacio suficiente como para poder ser usados sin riesgos. “Esta distancia puede verse levemente alterada en función del tipo de suelo, pero por lo general es la distancia de referencia para este tipo de sistemas”, afirman desde Tsclima.

Otra cuestión importante es el tipo de suelo, ya que se busca uno que pueda transmitir el calor con mayor facilidad. “El objetivo es permitir que el calor traspase el suelo y ascienda hasta el interior de la vivienda, y cuanto mayor inercia térmica exista, mayor será el poder de calefacción y más se dejará notar el efecto del suelo radiante”, comenta el equipo de la firma valenciana. “Aunque muchos piensan que la mejor opción es el parqué, el mármol funciona mejor en lo que respecta a la transmisión del calor”, añaden.

Es importante además reservar un espacio para la máquina de aerotermia, que es la que se encarga de suministrar el calor que se transporta por todos los conductos del suelo. Sin ese espacio adicional no se podrá culminar la instalación de este sistema, vital para garantizar su correcto funcionamiento.

“Desde Tsclima además insistimos en la cuestión del uso, ya que el suelo radiante no es un sistema que esté pensado para ser activado y desactivado de manera continuada”, comentan desde la empresa. “Un suelo radiante no se enciende y apaga como un calefactor: está pensado para estar en continuo funcionamiento, siempre bajo un umbral determinado de temperatura para que se pueda disfrutar en todo momento de la temperatura idónea en la vivienda”, sostienen.

La necesidad de contar con un buen plan de optimización energética

Un aspecto marginado por algunos usuarios y que resulta de enorme importancia a la hora de instalar un suelo radiante es el que tiene que ver con el aislamiento. “Es un requisito fundamental asegurarnos de que la eficiencia térmica de nuestro sistema de suelo radiante cuenta con otros elementos que le ayuden a funcionar a pleno rendimiento. De lo contrario, lo que se pueden producir es que una zona de la casa se caliente más que otra, provocando un desajuste térmico algo incómodo”, comentan.

Y es que las pérdidas de calor por aislamiento provocan una recirculación del circuito que origina este desajuste. Por eso, es importante disponer de un buen plan de eficiencia energética, ya que puede ocurrir que se deba incrementar en 10 grados la temperatura del circuito para poder suministrar al hogar los mismos 20 grados de calor”, sostienen desde Tsclima.Y, ¿qué ocurre con el depósito de inercia? Desde Tsclima afirman que, aunque no se requiere instalarlo en la mayoría de hogares, en algunos sí es necesario, sobre todo si la superficie es superior a 150 metros cuadrados. “El depósito de inercia está diseñado para garantizar el reparto homogéneo del calor a través de todo el circuito, y esa inercia es necesaria para que todo el circuito disponga de la misma temperatura y ningún rincón del hogar se quede sin calentar, garantizando así un adecuado funcionamiento de este sistema”, sentencian.