Su padre le dio tres meses para buscar piso y asentarse en Bruselas. No se lo pensó. Le pidió prestado el coche a su madre y cogió carretera rumbo a Bélgica. No tenía «ni papa» de francés ni de inglés. Se fue en busca de una vida que, como buen «albañil», ha ido construyendo durante 25 años fuera de la ciudad que le vio nacer, de los cuales casi dos décadas las ha pasado en Nueva York.
Sandro Pozzi, periodista sevillano con ascendencia italiana, ha trasladado su residencia habitual de Manhattan a la Alfalfa. Le acompañan su mujer Victoria, de origen coreano, y sus hijos, Clint Antonio, de siete años, y su hermana mayor, Astrid Valentina, de nueve. La mudanza no ha sido sencilla. Tanto que todavía no le han llegado las pertenencias que metió en un contenedor que ha cruzado el atlántico a bordo de un barco de carga.
CONTENIDO EXCLUSIVO
Puedes hacerte socio o registrarte gratis
Si estás registrado o eres socio inicia sesión