Sandro Pozzi en las escalinatas del Salvador / F.Amador

Su padre le dio tres meses para buscar piso y asentarse en Bruselas. No se lo pensó. Le pidió prestado el coche a su madre y cogió carretera rumbo a Bélgica. No tenía «ni papa» de francés ni de inglés. Se fue en busca de una vida que, como buen «albañil», ha ido construyendo durante 25 años fuera de la ciudad que le vio nacer, de los cuales casi dos décadas las ha pasado en Nueva York.

Sandro Pozzi, periodista sevillano con ascendencia italiana, ha trasladado su residencia habitual de Manhattan a la Alfalfa. Le acompañan su mujer Victoria, de origen coreano, y sus hijos, Clint Antonio, de siete años, y su hermana mayor, Astrid Valentina, de nueve. La mudanza no ha sido sencilla. Tanto que todavía no le han llegado las pertenencias que metió en un contenedor que ha cruzado el atlántico a bordo de un barco de carga.

«Sabemos que ha pasado la aduana del puerto de Rotterdam. Ahora solo queda que venga a Sevilla en un camión», relata Sandro, que accedió a charlar con Sevilla Actualidad sobre su vida personal y profesional, y estos 25 años alejado de la capital hispalense.

La mudanza

«Cuando vives en una ciudad y empiezan a molestarte cosas que antes no te molestaban, significa que necesitas un cambio»

Sandro Pozzi

La aventura comenzaba a las 18:30 horas de Nueva York de el pasado 25 de junio. ‘Tito’ y su equipo comenzaban a embalar en cajas de cartón la vida de Sandro y su familia para «comenzar una nueva» en la capital hispalense. ¿El motivo? «Hay varios. Cuando vives en una ciudad y empiezan a molestarte cosas que antes no te molestaban, significa que necesitas un cambio», relata Sandro, que se emociona cuando le preguntan qué ha dejado en la Gran Manzana tras 17 años navegando en esa «concrete jungle where dreams are made (Jungla de asfalto donde los sueños se construyen)».

«Dejo a José Ángel Abad y a otros compañeros. Me emociono porque te tiras 18 años con ellos y se convierten en tu familia». Llega además como se fue a Bruselas, sin un trabajo fijo pero con la firme intención de buscar la noticia en cualquier esquina. Actualmente colabora en algunas tertulias televisivas. Especialmente particulares son sus directos desde Sevilla para hablar de la actualidad norteamericana en Al Rojo Vivo (La Sexta), con Antonio García Ferreras. «Estoy muy agradecido a Ferreras porque no tenía por qué llamarme cuando estoy en Sevilla para hablar de Estados Unidos».

El shock cultural

A nadie se le escapa que las diferencias entre la vida en una ciudad universal como Nueva York y Sevilla, entre Manhattan y la Alfalfa. Sandro cuenta que los pequeños Clint y Astrid han experimentado en sus propias carnes el habitual shock cultural cuando el se experimenta en un cambio de país.

«Dejo a José Ángel Abad y otros compañeros. Me emociono porque te tiras 18 años con ellos y se convierten en tu familia»

Sandro Pozzi

«Lo más curioso ocurrió cuando visitamos la Catedral y vieron la tumba de Colón. En Estados Unidos, se tiene a Cristóbal Colón como un conquistador que le cortaba las manos a los indios. Y eso les impresionó. Suelen hacer referencias a Colón todos los días. Están completamente confundidos», apunta Sandro.

Sandro Pozzi en el Salvador / F. Amador

También en lo más cotidiano, como es en el aprendizaje de las matemáticas en el colegio al que acuden. «Astrid conoce los conceptos matemáticos a la manera americana. Ahora tiene que aprender el método. Y cómo se traduce el concepto de inglés a español». Todo un desafío cuando ya se tienen afianzados los conceptos que se enseñan al otro lado del charco.

Pero eso ya lo auguraba el propio Sandro a la hora de elegir Sevilla como destino para vivir, una elección que, a priori, fue sencilla. «Elegimos Sevilla por la red familiar. Nosotros en Nueva York hemos vivido bien, pero de alguna manera sobrevives. Es cara, el ritmo social y de vida es elevado. Podríamos haber ido a Madrid, pero habríamos hecho lo mismo: sobrevivir. Hemos venido a Sevilla porque aquí están los abuelos. Pensábamos que era fundamental para los niños saber de dónde vienen. Fuera tienes amigos, pero la conexión nunca va a ser la misma que tienes con tu sangre».

«Elegimos Sevilla por la red familiar. Aquí están los abuelos. Era fundamental para los niños saber de dónde vienen»

Sandro Pozzi

Los temas de género y raciales y cómo afectan a sus hijos también han influido en su decisión de trasladarse a Sevilla. «Uno de los motivos por los que decidimos venir es porque consideramos que en Estados Unidos están sobreprotegidos. Nueva York es una ciudad específica donde se respeta toda la diversidad. Pero si creces en una burbuja que te sobreprotege, cuando sales fuera y te dicen ‘chino’ cuando eres coreano, cuando lo que les han enseñado en el colegio es que eso es racismo, temes que no sean capaces de aceptarlo cuando salgan fuera».

Pero sin duda, el shock más curioso que le ha supuesto tanto a Sandro como a su familia es el horario de los supermercados y el hecho de que no abran los domingos. «El otro día veníamos seguros de que había algo abierto y no encontramos nada de nada», relata contrariado. «¿Por qué puedo comprarlo en Amazon Fresh, y no puedo ir a un supermercado?».

Sandro Pozzi y Sevilla

25 años pueden parecer un mundo, más si cabe a la velocidad a la que cambian las ciudades hoy en día. Sandro Pozzi se marchaba de Sevilla a los 21 años, pero cuenta que su ciudad sigue siendo la misma.

«No ha cambiado mucho. Al final es la misma que recorría con 21 años en moto, aunque me han cambiado el sentido de algunas calles». Y es que Sandro, a pesar de su ascendencia italiana, es un sevillano de ‘pro’, que también vive las tradiciones de la ciudad. «Soy hermano del Buen Fin. Antes salía de nazareno. Mis padres han contribuido mucho a la hermandad». Una Semana Santa que la quiere como es, sin sucedáneos que puedan plantearse por la situación de la pandemia. «Yo pienso que si se celebra debería ser como siempre. No soy partidario de que se cambie».

Sandro Pozzi frente al edificio de la Adriática de José Espiau F. Amador

Si a Sandro Pozzi le preguntas por una calle en la que perderse por Sevilla, no titubea lo más mínimo. En el corazón de la Judería. Entre el rumor de las ruedas de las maletas de los turistas que se pierden por ella, está la calle Verde.

«La calle Verde es el símbolo de lo que debería ser Sevilla en cuanto a sostenibilidad. Su vegetación hace que cuando se registran 43 grados, aquí haya tres o cuatro menos», señala mientras recorre las calles de un barrio que ahora él mismo habita. Un barrio que también cuida y del que no duda en reivindicar mejoras cuando encuentra una plaza con algún desperfecto o suciedad.

«La calle Verde es el símbolo de lo que debería ser Sevilla en cuanto a sostenibilidad. Su vegetación hace que cuando se registran 43 grados, aquí haya tres o cuatro menos»

Sandro Pozzi

Una charla con Sandro Pozzi es, además de una clase de periodismo, la viva muestra de que los sevillanos no somos conscientes de lo que tenemos en ciertas ocasiones. Un sevillano que, a pesar de haber pasado 25 años alejado de la ciudad, no deja de piropear a la ciudad cuando pasea por la Plaza de San Francisco y observa el estilo plateresco de la Casa Consistorial o se postra frente al edificio de la Adriática de José Espiau situado en la Avenida de la Constitución, el cual señala, es su favorito.

Sandro es un sevillano que no puede evitar mostrar la alegría por volver a su ciudad y que su familia pueda conocer sus calles y sus tradiciones. Un viaje de Manhattan a la Alfalfa tras 25 años de exilio periodístico fuera de las murallas de Híspalis.

Periodista 'todoterreno'. Enamorado del balompié y de sus variantes. Apasionado por conocer. 'El fútbol es la cosa más importante de las menos importantes'. Arrigo Sacchi.