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El Celta fue dueño y señor en un primer acto en el que el Sevilla no apareció. En la reanudación, con Krohn-Dehli, que cortó la hemorragia, y Llorente en el campo, llegó la reacción e incluso se rozó el empate. El lastre de los primeros cuarenta y cinco minutos pesó demasiado.

El Sevilla FC entró demasiado tarde al encuentro. En realidad sólo dijo presente en la reanudación, después de una primera parte en la que fue barrido por el Celta, dominador absoluto del juego y del marcador, con un claro 0-2 al descanso. Hubo reacción, pero la cuesta estaba demasiado empinada. El Sevilla puso ganas, recortó distancias, por momentos cercó el área del Celta e incluso rozó la igualada. Sin embargo, en esos instantes en los que se tiene que dar no se dio y los hombres de Unai acabaron frustrados enredados en un permanente y poco productivo quiero y no puedo.

Más allá de la derrota, que duele y mucho, la lectura del choque es negativa porque la sensación que deja es que sólo se compitió 45 minutos. En la primera parte, con un once casi calcado al del martes, con la salvedad de la inclusión de Mariano en el lateral derecho y Coke en el izquierdo, el Sevilla no rascó bola. Tal vez pesó el cansancio acumulado, tal vez el calor, pero lo cierto es que los jugadores del Celta eran aviones ante los sevillistas, que perdían en todos los lances del juego. El Celta hizo lo que quiso, como quiso. En el minuto 15 Nolito dio el primer golpe, con una jugada personal magnífica. Weiss asestó el segundo latigazo con un disparo en el balcón del área. El Celta hurgó en la herida y si no caían más fue porque le faltó efectividad, pues pisaba área cuando de verdad se lo proponía.

Reacción con Krohn-Dehli Viendo la sangría Unai reaccionó sacando a Kronh-Dehli por Vitolo, con el fin de meter algo de pulsión en la zona ancha. El danés, que fue de lo mejor, sirvió para hacer el torniquete y en el descanso, con la entrada de Llorente por Banega, se apostó con firmeza por abrir el juego y buscar continuos centros al área. La apuesta le salió bien a Unai y en el minuto ocho Llorente recortó distancias. Mariano y Coke tuvieron varias llegadas a la línea de fondo con mucho peligro y Krohn-Dehli se estrelló con el larguero.

En su mejor momento, el Sevilla no tuvo la fortuna para hacer diana y consumar su arranque de dignidad y el Celta, que estaba sólido, supo resistir y encarar los últimos minutos con oficio, aprovechándose de la desesperación que progresivamente iba haciendo mella en los locales. La salida de Konoplyanka tampoco cambió nada. En realidad, el choque se había perdido mucho antes y todo intento era en vano.