iborra-sevilla-villarreal-oficial

El Sevilla, con Iborra lanzado en la mediapunta, no se confió por la amplia ventaja cosechada en El Madrigal y fue muy superior a un Villarreal que apenas lo puso en aprietos.

El Sevilla FC confirmó con un rotundo encuentro el pase a cuartos de final que ya había encarrilado una semana antes en El Madrigal. El Villarreal venía dispuesto a hacer la machada, pero eso sólo podía ocurrir si el equipo de Unai hubiera salido dormido, relajado en exceso por la buena renta obtenida. La incertidumbre duró apenas unos minutos, lo justo hasta que Iborra, una vez marcando la diferencia desde la mediapunta, se sacara un zapatazo descomunal que Asenjo repelió como pudo y que significó toda una declaración de intenciones de lo que quedaba por llegar.

El de esta noche era un trámite, pero no siempre lo sencillo resulta fácil, precisamente por eso, porque en ocasiones se tropieza en lo más llano por creer que todo está hecho y no salir con la intensidad adecuada. Eso es lo más valorable del Sevilla en esta lluviosa noche en la que el Villarreal apenas tuvo opciones, no por demérito, sino por mérito del equipo de Unai, que una vez más ofreció su versión más sólida y fiable. Del trámite, en definitiva, se pasó a un partido convincente tanto en la forma como en el resultado. Desde el principio el Sevilla, de nuevo apostando por un doble pivote físico e Iborra en la mediapunta, impuso la pauta.

El Villarreal hacía lo que podia, pero eso no le alcanzaba para desbaratar al campeón, que esperaba agazapado su momento. No tuvo tantas opciones en el primer tiempo, donde la lucha por cada metro fue titánica, sino en la reanudación, ya con el Villarreal volcado y dejando muchos agujeros en la retaguardia. Emery sacó a Bacca por Gameiro para dar mayor frescura al ataque y acertó de pleno, porque con el colombiano varias contras de vértigo se sucedieron. En la primera Bacca resolvió mal, intentando asistir a Iborra, pero en la segunda, de nuevo con los mismos protagonistas, no falló y le regaló el tanto al valenciano, que sólo tuvo que empujar.

El gol del Sevilla aparentementa zanjaba la cuestión, pero el Villarreal reaccionó pronto, con una falta de Giovanni que aparentemente, sólo aparentemente, metía a los amarillos en la pomada. Sin embargo, a los pocos minutos Bailly fue expulsado y en superioridad numérica el Sevilla hizo lo que quiso, con gol incluido de Denis matando con la testa un servicio medido de Tremoulinas. Incluso pudo ampliarse la cuenta, pero incluso eso estaba de más en una noche en la que el Sánchez Pizjuán danzó bajo la lluvia al son de un campeón que sigue reclamando su sitio en su competición por excelencia.