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El Sevilla FC visita el peor escenario posible, con mucho que ganar y poco que perder. La derrota es una opción, pero no de cualquier forma. A un campeón se le exige que salga a competir con todas las de la ley.

El Sevilla FC visita este sábado el Camp Nou, un feudo casi inexpugnable, donde los nervionenses en Primera División sólo han ganado en seis ocasiones. Es de esa clase de encuentros que se marcan en el calendario como muy difíciles, o casi imposibles, con mucho que ganar y poco que perder. No obstante, pese a que la superioridad del Barcelona es evidente, no quita que al final el fútbol es un deporte de once contra once en el que todo puede ocurrir, siempre y cuando se salta al campo con la actitud y la pericia adecuada.

Los nervionenses visitan al Barça con la sensible baja de sus dos laterales izquierdos. Problema difícil de sortear para Unai Emery, teniendo en cuenta el equipazo que tendrá en frente. El Barcelona, por su parte, después de un último mes repleto de dudas, necesita un partido convincente ante su público para disuadir dudas. Las opciones del Sevilla pasan por hacer un partido sin concesiones atrás, con mucha concenctración, que le permita aguantar el empuje iniciar de los locales, que de no ser productivo se le podría volver en su contra.

Y luego, aprovechar una de las pocas contras que conceda el juego. Suena fácil, pero seguir esta hoja de ruta es más que complicado, como se pudo ver en la victoria del Celta por 0-1 en el último partido disputado en el Camp Nou en Liga. Los gallegos hicieron un magnífico choque, defendieron bien y fueron efectivos cuando se pusieron de gol. Pero aún así tuvieron que sufrir un acoso descomunal del Barcelona, que estrelló hasta cuatro balones a la madera. Es decir, que para ganar en el Camp Nou no sólo basta con hacerlo bien, sino también cuenta que los azulgrana no tengan su día.

En esta clase de partidos lo verdaderamente doloroso, más que perder los puntos, es perder la buena imagen, como ocurrió en la visita al Vicente Calderón. Eso es algo que no se puede permitir un equipo con aspiraciones europeas como el Sevilla. Perder es una opción, posiblemente la más probable, pero no vale perder de cualquier forma. A un campeón de la Europa League se le exige que salte al terreno de juego, sea cual sea, a competir creyendo en sus posibilidades. No se trata de salir a buscar al Barcelona, porque tal vez ése no sea el mejor plan, pero sí de no renunciar a un triunfo que puede llegar si se hace el partido perfecto, o casi, como ya ocurriera en la pasada campaña, cuando sólo las desacertadas decisiones arbitrales impidieron que el Sevilla sumara tres puntos.