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En un choque insípido, el Sevilla fue de menos a más pero no tuvo soltura arriba para doblegar a un Levante que se llevó el encuentro a su terreno.

Sólo un punto se trae el Sevilla FC del Ciudad de Valencia, en parte porque en buena parte del choque aspiró sólo al empate. Fue un encuentro espeso y trabado en el que ninguno de los dos equipos se lanzó a pecho descubierto a por el triunfo, sobre todo en una primera parte anodina y repleta de interrupciones, en la que el Levante se llevó claramente al Sevilla a su terreno. En la segunda los de Nervión dieron un paso adelante, pero demasiado tímido para meter mano al corrosivo rival que tenía en frente, pese a que incluso Gameiro y Perotti dispusieron de buenas ocasiones para haber desequilibrado una balanza que al final reflejó un empate justo.

Poco se puede decir de una primera parte difícil de digerir para el espectador. El Levante no luchó por la posesión, se inhibió en este sentido, consciente de sus dificultades en la creación, más bien se limitó a todo lo contrario, a intentar que no hubiera juego. Y lo consiguió, porque el Sevilla no supo tomar esa hipotética ventaja, no logró conectar una buena serie de pases seguidos y sufrió en exceso con la propuesta de los locales, que siempre bravos, intentaron desconectar el choque de todas las maneras posibles.

Tanto fue así, que incluso sin tener el balón, los de Caparrós metieron a los nervionenses en su área y botaron hasta cuatro saques de esquina en apenas 10 minutos. No obstante, la mejor ocasión la tuvieron con una rápida contra en la que Rubén García dejó solo a Sergio Pinto y éste por fortuna remató mal y forzado.

En el final del primer tiempo el choque se volvió tenso y duro, con entradas feas. Teixeira perdonó la roja directa a David Navarro por una espantosa entrada a Gameiro y también se mostró benévolo cuando Iborra, con una amarilla muy discutible, frenó una contra, pudiéndose haber ido perfectamente al vestuario por esa acción. Emery leyó bien la situación y en la reanudación sustituyó al canterano del Levante por Kondogbia.

El cambio de cromos no varió en exceso el panorama, aunque sí es cierto que en la segunda mitad el Sevilla sujetó mejor al Levante y generó más dominio. Dominio, que no ocasiones, porque el equipo de Caparrós está muy bien armado atrás y apenas dejó oportunidades. Marko Marin, muy vigilado, se estrellaba una y otra vez por el centro ante el mar de piernas granotas, Vitolo y Perotti no lograban dar verticalidad y Gameiro, que fue quien realmente tuvo el partido, no estaba fino en el momento clave. En el minuto siete el francés se puso de gol, escorado en el flanco derecho del área, pero remató a las nubes ante Keylor Navas.

Poco a poco los nervionenses fueron abarcando más protagonismo, aunque nunca con la debida clarividencia para marcar las diferencias. Fazio, con la cabeza al bote de un córner, y Perotti, asistido por Gameiro dentro del área, tuvieron el tanto, pero ninguno de los dos, como el resto de sus compañeros gozaron de la chispa necesaria para abrir el marcador. El Sevilla, que cuando salió Rabello por Perotti tomó un poco más de aire, quería pero no podía, falto de esa espontaneidad y desenvoltura arriba que ha exhibido en verano.

El Levante fue mucho más discreto en el segundo tiempo, pero Beto aún así tuvo que lucirse con un remate a bocajarro de David Navarro que podía haber costado caro. No hubiera sido justa, en cualquier caso, la derrota, porque si bien el equipo de Emery no mostró esos automatismos y soltura en su fútbol ofensivo para ganar, ni mucho menos merecía salir derrotado de un choque en el que el reparto de puntos hizo justicia a los méritos de cada uno.

Crónica facilitada por el Sevilla FC

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