Pese a que la mala fortuna ha querido de forma habitual que el Betis, aún jugando bien, acabara perdiendo, esta vez al Betis le toca respirar y saber manejar la estadística del gol.
Y es que el partido respondió básicamente a lo que se esperaba. Un Málaga, que le había quitado la vitola de equipo de moda al Athletic de Bielsa, dominando, generando ocasiones… en fin, dominando estadísticas, y un Betis agazapado, expectante y bien puesto, esperando a dar su zarpazo.
Cuando ya se disponía a lamentarse de otra mala primera mitad, llegaron los goles. El primero, balón cerradísimo de Beñat en el saque de una falta lateral que Rubén remata con el flequillo y que Kameni no logra detener. Y ansiosos por llegar con la renta al descanso, un rechace en el único córner del partido para el Betis lo caza Dorado para meter el segundo del equipo de Mel. Segundo golpe y el Málaga a la lona.
Pero los de Pellegrini salieron a morder en la segunda parte. Además, moviendo el banquillo con criterio. La salida de Duda por Eliseu dota de más pases al área del conjunto malaguista que se estrelló una y otra vez con el muro verdiblanco y cuando lograba franquearlo sus delanteros no estaban acertados. No hay más. Monólogo malagueño, suma de todas las estadísticas pero el resultado y los puntos camino de Sevilla. Así llegó el final y la enorme alegría verdiblanca. El Betis se suma a los dos grandes, Madrid y Barcelona en asaltar el feudo de La Rosaleda.