Siempre han sido marca en la danza de Louise Lecavalier su velocidad, su energía, su técnica, valores que enaltecen el espectáculo que la canadiense, a sus 52, trae por primera vez a España (pasados viernes y sábado, Teatro Central): dos piezas, ‘Children’ y ‘A few minutes of Lock’ que -para este crítico- se disfrutan pero no emocionan.

Miguel Ybarra Otín. La primera es una coreografía de Nigel Charnock que Lecavalier interpreta junto a Patrick Lamothe. Pura danza en un escenario desnudo y sin más apoyo que el sonoro-musical; una narrativa, así algo abstracta, sobre una pareja cercana a su final. Danza sin descanso, con momentos de gran belleza y distintos tonos y ritmos bajo temas de Miles Davis, Leonard Cohen (‘Dance me to the End of Love’) o Janis Joplin (‘Piece of my Heart’). Etcétera.

Tras la pausa, ‘Unos minutos de Lock’, apenas 13 en extractos de dos obras anteriores de Édouard Lock, director de La La La Human Steps, la compañía en que Lecavalier se hizo una de las más grandes durante 18 años, algunos de ellos junto a Keir Knight, quien aquí forma dúo junto a ella, cuando ella se luce con magníficos tirabuzones horizontales a la guitarra de Iggy Pop.

Una obra en dos piezas, ambas llenas de generosidad en el esfuerzo físico y con momentos de belleza pero, vuelvo a decir -y fue opinión compartida a la salida- sin llegar a emocionar.

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