Noche de viernes con Christina Rosenvinge en el Teatro Central, voz cálida y aterciopelada, palabras y acordes para ‘La música contada’, el ciclo en que distintos intérpretes nos cuentan sobre su estilo y su persona a través de canciones propias y prestadas
Miguel Ybarra Otín. Para hablarnos de sus gustos e influencias, Rosenvinge cantó  temas suyos entre versiones de artistas admirados que siempre, la verdad, quedaron magníficamente bien llevados a su particular estilo, ese que da forma a ‘Jorge y yo’, tema nuevo de la madrileña con el que se abrió el concierto (acompañada ella por Charlie Bautista en la guitarra, el piano y los coros).

‘Jorge y yo’ recuerda la infancia de Rosenvinge y ésta se fue a continuación al 1965 en que contaba un año para hacer suyo un tema escrito por Gainsbourg y con cuya interpretación France Gall resultó ganadora en Eurovisión: ‘Poupée de cire, poupée de son’ (prefiero la interpretación de la propia Rosenvinge).

‘Chicago’, tema del estadounidense Sufjan Stevens (2005, de su álbum ‘Illinois’) fue otra de las versiones con que la cantante quiso mostrar un lado diferente de sus influencias, pues más previsible habría sido, según sus propias palabras, algún tema de, por ejemplo, Bob Dylan.

‘La distancia adecuada’, uno de los éxitos de la cantante en ‘Tu labio superior’ (2008, último disco hasta la fecha) son susurros envueltos en una dulce y melancólica guitarra. Cuenta cómo una mujer llora en una habitación de hotel la no llegada de su amante, cómo la lección ya aprendida siempre es olvidada y cómo es difícil mantener unas distancias que Rosenvinge sí guarda con el gran público en su actual estilo indi, pasados los años de temas pop / rock más comerciales y populares firmados por grupos como Álex y Cristina o Christina y los subterráneos.

Tras esas etapas, Rosenvinge anduvo cantando por locales de Nueva York en noches como aquella que -recuerda- apareció entre el poco público Lou Reed: conversación bonita tras el concierto y encuentro por Madrid años después: “¿quién eres?”, dijo él tras ser saludado. De The velvet underground cantó ahora Rosenvinge (fenomenal) ‘After hours’ (“If you close the door, the night could last forever…”), el mítico tema compuesto por el propio Reed y cantado por Nico.

Mítico también el ‘Aleluya’ de Leonard Cohen, “a quien le encantaba que versionaran temas suyos, pero que estaba harto de que lo hicieran todos con éste… va por ti, Leonard”, bromeó la intérprete, que siguió con los mitos para remontarse a Ovidio y componer ‘La canción del Eco’ rememorando el poema de ‘La metamorfosis’ (Hera, mujer de Zeus, celosa de que éste cortejara a la ninfa Eco, castigó a esta última quitándole su voz y obligándola a repetir la última sílaba de la persona con quien mantuviera conversación). Muy bonita la melodía.  

Y así unas canciones y otras, no todas aquí citadas, unas francesas, otras americanas, también Bossa Nova… porque han venido de muchos lares las influencias a esta española de familia danesa que huyó de los nazis hasta Gran Bretaña: ‘Lily Marleen’, último tema escogido, fue la canción de todos los bandos en la guerra. Y echó el telón en el teatro. Rosenvinge, con su voz y las guitarras, lo había llenado.