Orson Welles (1915-1985) es uno de los más celebrados personajes del mundo del cine y la sociedad del siglo XX, ya desde que a los 25 años rodara la que es para muchos mejor película de la historia, ‘Ciudadano Kane’. Antes se había dado a conocer -gracias a la radio- con la creída ‘Guerra de los mundos’ y luego al cine dio muchos más grandes títulos como actor y director.

 
Miguel Ybarra Otín. Algunos de sus personajes -el Harry Lime de ‘El tercer hombre’, el Franz Kindler de ‘El extraño’, etc.- son recordados en la obra ‘Su seguro servidor, Orson Welles’, interpretada por un gran José María Pou con dirección de Esteve Riambau en su versión de un texto de Richard France (pasados viernes y sábado en el Teatro Central).
 
Y junto a los personajes del cine, el mismo Welles que de joven llegó a Sevilla y contaba haber vivido en Triana, entre prostitutas, con el sueño de ser torero; el Welles casado con la deseada Rita Hayworth y también el Welles que en sus últimos años tenía que sobrevivir haciendo anuncios de radio y suplicando a productores financiación para proyectos al final inacabados, como su ‘Don Quijote’.

Toda la historia la va recordando José María Pou en primera persona, entre anuncio y anuncio en un estudio de radio de Los Ángeles, junto al joven Mel -quien dirige las grabaciones en el estudio-, interpretado por Javier Beltrán. Y aunque diga el texto que quién es el crítico para decir al actor cómo debe de actuar -estamos de acuerdo- sí puede quien ha visto el espectáculo opinar que Javier Beltrán está flojo en su papel, sin naturalidad ni realismo, en un tono diferente al de un gran Pou.

La obra es fundamentalmente narrativa, y escuchar la vida de Orson Welles es siempre interesante, pero ahí queda todo. Discurre en manera previsible y sin mayores concesiones al espectador, pero consigue bien -al fin y al cabo- lo que se propone: acercarnos durante un ratito a ese genial personaje que fue Orson Welles.