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Podríamos decir que la Historia del Arte trata, en muchas ocasiones, sobre la aparición o creación de una idea. Esa idea se desarrolla artísticamente una primera vez, y luego irá evolucionando con el paso de los años. Así es como llega a convertirse en inspiración e influencia. Nuestra Semana Santa también es un ejemplo de esto.

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La imagen de la izquierda es un grabado, obra de Alberto Durero, fechado entre 1510 y 1511, que corresponde con la portada del libro “Gran Pasión”. La de la derecha es una fotografía del Cristo de las Penas de la Hermandad de la Estrella. Era natural que los escultores utilizaran estampas o grabados que se reproducían sistemáticamente y se repartían por Europa. Estas reproducciones eran una herramienta muy rica para transmitir la iconografía a través de los círculos artísticos, y resultaron ser muy útiles para escultores y pintores. Es lo que ocurrió con el grabado de Durero, cuya reproducción probablemente cayó en las manos de José de Arce, y sirvió de inspiración en 1655 para la realización del Cristo de las Penas.

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La imagen de la izquierda es un cuadro de Michelangelo Merisi, conocido como Caravaggio, titulado “La crucifixión de San Pedro”, fechada en 1601. La de la derecha es una fotografía, cuyo autor es Joaquín OM, del blog Semana Santa de Sevilla siglo XXI, en la que aparece el primer paso de la Hermandad de la Exaltación. El sayón que encabeza la representación escultórica del paso de la Exaltación es obra, más que probable, de Pedro Roldán, aunque no está documentada, y posee una relación directa con la del sayón que aparece en la pintura de Caravaggio. Esto demuestra que Pedro Roldán conocía la obra del pintor italiano y que pudo inspirarse en aquella figura secundaria para resolver el conjunto escultórico de la Hermandad de la Exaltación. El dinamismo y movimiento que otorga a la escena pictórico, se multiplica con las posibilidades de la escultura.

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La imagen de la izquierda es una fotografía de Pedro Manuel Martínez Lara del sayón que golpea al Santísimo Cristo de la Coronación de Espinas de la Hermandad del Valle. La de la derecha es el cuadro titulado “Flagelación de San Jerónimo”, pintura de Juan Valdés Leal de hacia 1657. Joaquín Bilbao ejecutó las figuras que torturan a Cristo en el primero de los pasos de la Hermandad del Valle, bajo la dirección de Juan Francisco Muñoz y Pavón, fechadas en 1910, incluido el sayón que levanta los brazos en el gesto de golpear con una vara. La obra de Valdés Leal ya se encontraba en el Museo de Bellas Artes en esos años, y observando ambas imágenes, podemos comprobar que Joaquín Bilbao no sólo conocía la pintura, sino que además tenía predilección por la figura del ángel que levanta el brazo en el acto de flagelar a San Jerónimo. Bilbao, capta el escorzo del lienzo y le otorga la tridimensionalidad, situándolo junto al Cristo de la Coronación de Espinas. El Arte alimentándose del Arte.

4-A

La imagen de la izquierda es un cuadro de Antonio Ciseri, titulado “Jesús ante Pilatos”, de 1871. La de la derecha es una fotografía del primero de los pasos de la Hermandad de San Benito, que representa la Presentación de Jesús al pueblo, obra de Antonio Castillo Lastrucci de 1928.

4-B

La imagen de la izquierda es una fotografía del primero de los pasos de la Hermandad de San Benito. La de la derecha es una pintura titulada “Ecce Homo”, cuyo autor es el húngaro Mihaly Munkacsy, fechada en 1896. Cuando Antonio Castillo Lastrucci recibe el encargo de realizar el misterio de la Presentación al pueblo, se sumerge en la pintura de finales del siglo XIX y encuentra dos obras que encajan perfectamente con la visión que tiene del conjunto escultórico que seria, posteriormente, el primero de los pasos de la Hermandad de San Benito. La influencia es precisa y clara, pues del cuadro de Ciseri escoge la figura adelantada de Poncio Pilatos y el gesto de sus brazos, así como la posición y postura de Jesús. También selecciona a la pareja formada por la esposa de Pilatos, Claudia Prócula, y su sirvienta. La pintura “Ecce Homo” le sirve como referencia para representar el frente del conjunto escultórico. Castillo Lastrucci revolucionó el concepto de escenografías en la Semana Santa de Sevilla.

La imagen de la izquierda es una pintura de Caravaggio titulada “El entierro de Cristo”, de 1602-1604. La de la derecha es una fotografía del paso de la Hermandad de Santa Marta. A Luis Ortega Bru le encargan el conjunto escultórico del Traslado al Sepulcro de la Hermandad de Santa Marta en 1953, aunque posteriormente se prescindiría de la Virgen que creó este imaginero y se sustituiría por otra de Sebastián Santos Rojas. Sin embargo, si observamos el conjunto, en continuo movimiento, nos remite a la pintura que realizara Caravaggio y que hoy podemos encontrar en los Museos Vaticanos. El lienzo capta justo el momento en que Jesús es cogido por las axilas y sus piernas y es trasladado al sepulcro, bajo un fuerte claroscuro y un dramatismo sobrecogedor. Ortega Bru capta las sensaciones que transmite Caravaggio y le otorga profundidad con su escultura, así como un recogimiento que lleva hasta el extremo, captando las desbordadas emociones en los rostros de las personas que se encontraban en ese dramático momento.

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