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Una de las semanas más esperadas de Sevilla, siempre acosada por la inestabilidad meteorológica, se fue a paso ligero, velocidad adoptada por la mayoría de las cofradías bajo la cautelosa mirada al cielo.

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Se fue no sin antes dejar en nuestro regusto un amplio abanico de recuerdos, algunos mejores que otros, y es que, como todo en esta vida, por muy grandioso que pueda ser un acontecimiento nada lo exime de las luces y las sombras.

Para contabilizarlos, el ‘equipo cofrade’ de Sevilla Actualidad ha querido dejar constancia de ellos desde nuestra perspectiva más personal, ya que la Semana Santa no se analiza, simplemente se siente. Como se sintió la emoción al ver a La Valiente desfilar por las calles de Sevilla desafiando esas probabilidades de lluvia a las que tanto acudíamos nerviosos, llenando de Triana a todo aquel que acudía a cobijarla a su paso.

La misma valentía demostraron las bandas, a las cuales les dedicamos dedicarles una mención especial por la entrega de estos músicos que siguieron regalando su arte así estuvieran mojándose o ya empapados por lo desapacible de los días que el agua rompió en las calles de la capital hispalense. 

Siguiendo la senda de los palios, Miguel Arco se queda con el son y el ritmo que siempre acompañaron al palio de la Hermandad de Las Penas, María Santísima de los Dolores, sin duda de los mejores palios que andan en Sevilla. Al igual que el estilo sobrio de Madre de Dios de la Palma, con un repertorio musical que invita al escalofrío. Pero para repertorio musical, el del palio de la Hermandad de Pasión, y no por los sones elegidos sino por volver a retomar la música tras décadas en silencio.

 

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Un soleado Jueves Santo permitió a las hermanas nazarenas de la Quinta Angustia realizar su estación de penitencia por primera vez en la historia de la hermandad, un año más tarde de lo previsto debido, cómo no, a las inclemencias meteorológicas. La ligera llovizna que aguardaba la llegada del Cristo de los Gitanos a la Plaza del Duque en la aurora del Viernes Santo, fue uno de los momentos más intensos de la Semana Santa para Juan Carlos Romero, el más embriagador el paso de la Esperanza Macarena con aroma de nardos, y el más esperado la exquisita puesta en escena de ese cristo caído que viene desde Triana, con esa banda de sones flamencos que no cesó ni un segundo.

Lo que realmente no cesó fueron los malos pronósticos, el bullicio del gentío y el sentimiento ególatra de ciertos hermanos cofrades. La lluvia dejó a 28 hermandades tocadas, o no realizaron su estación de penitencia o vieron como las gotas de agua interrumpían sus planes iniciales. Las precipitaciones quebraron la Madrugá, provocando el cobijo prematuro de las reinas de la noche. La Macarena en un alarde de valentía se plantó en su basílica en pocas chicotás, con el acompañamiento de una gran multitud de sevillanos que aguardaron pacientemente y recibieron no muy buen trato de algunos hermanos que no permitían la cercanía al palio.

Conocido es, que la Semana Santa de Sevilla atrae a una gran multitud de público y por consiguiente el aglutinamiento en ciertos puntos del centro es inevitable. El Ayuntamiento de Sevilla no ha colaborado en desahogar tales circunstancias. No satisfechos con establecer las enormes vallas que impiden la visión de lo que ocurre en La Campana, la Plaza san Francisco y la Avenida de la Constitución, este año se prohibió el acceso del viandante por los famosos ‘pasillitos’ que se forman detrás de las sillas. Situación que ha reforzado las grandes aglomeraciones y rodeos de considerable distancia para acceder a ciertos puntos de la ciudad. Parece ser que la comodidad y los puntos álgidos de cada cofradía están reservados para Don Dinero.

La ausencia del CECOP fue palpable en el ya famoso cruce entre Los Panaderos y La Lanzada, que nos narró in situ Juan Carlos Romero. La decisión insólita de Los Panaderos provocó lo nunca visto, los pitos hacia el palio de la Virgen de Regla, conducta que no está justificada por muy desafortunada que fuera la decisión de la cofradía.

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El toque curioso nos los proporcionó nuestro compañero Carlos Álvarez, el cual fotografió a los bomberos-apicultores mientras fumigaban la puerta de Palos de la Catedral. Y es que ya puestos a ver cofradías, aquello se había convertido en el palco de honor de un panal de abejas. Al final, el bombero-apicultor salió victorioso, y la jornada continuó, aunque con retraso por las abejas.

Otro dato, el Consejo de Hermandades y Cofradías llevó a cabo ajustes en su presupuesto que se tradujeron en la reducción de personal al suspender el servicio que prestaban los acomodadores, encargados de situar a los abonados en su silla dentro de los diferentes sectores. También se redujo el número de silleros, y el personal de servicio de control y seguridad en sillas y palcos. Éstos se afanaron en garantizar el cumplimiento de un reglamento que establece que no se pueden ocupar “bajo ningún concepto” los pasillos de acceso y evacuación a las localidades.

Sí tuvo que ocupar la vía de evacuación, pero por un motivo bien distinto, el joven nazareno de la hermandad de la Quinta Angustia que se desmayó al tiempo que se disponía a entrar con su tramo en la Campana, recuerda Juan Carlos Romero. Perico, que así se llama el muchacho, fue asistido de momento por el personal de servicio auxiliar de los palcos y por el doctor de esta cofradía del Jueves Santo. El retén de la Cruz Roja se acercó para constatar que estaba recuperado del percance y Perico vio felizmente en primera fila cómo el paso de misterio de su hermandad entraba en la Carrera Oficial de la Semana Santa. Unos minutos más tarde el joven se alejaba del bullicio de la mano de su padre. Hasta el año que viene.

El nazareno de la Quinta Angustia que se desmayó antes de entrar en la Carrera Oficial, Perico, ante el misterio de su hermandad / Juan C. Romero

Por cierto, entre las notas de esta Semana Santa, tampoco obviamos la decisión del Consejo de Hermandades y Cofradías de centralizar el depósito de carritos de bebé únicamente en la Plaza de Duque –para el sector comprendido en La Campana- lo que generó malestar entre los abonados, según contó el personal de control de sillas y palcos, ya que forzaba  a los usuarios a rodear la zona restringida como el resto de los ciudadanos para acceder al habitáculo de depósito. Precios populares, eso sí: a euro el bulto depositado.

Y tampoco pasó desapercibido el bacalao, que inaugurado hace unos días por el alcalde Zoido -como rotula una placa junto al elemento- servía para hacer comentarios a unos y otros. Nos cuenta Christopher Rivas que algunos preguntándose qué era aquel objeto colgado de la pared, otros rememorando su infancia gracias a la estructura, y alguno que otro preguntándose qué relevancia tenía aquel bacalao para que fuese el mismo alcalde con banda musical incluída, el que lo inaugurase. Claro está, todo en un tono de voz propio de tasca, a grito de «menuda mamarrachá».

Y para todo esto y más dio toda una Semana Santa donde el complemento por excelencia presente a diario no podía dejar de ser el paraguas. Elemento que, por cierto, ojalá lo mantengamos en casa para la próxima Semana Santa, que esperemos, esta vez sí, sea plena.

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Licenciada en Periodismo por la US. Sus primeros pasos fueron como reportera y locutora para los informativos locales. En prensa escrita sus informaciones se han seguido en Estadio Deportivo y en ElDeporteFemenino.com....