‘La virtud, es el punto medio entre dos extremos opuestos’, así de rotundo se pronunciaba Aristóteles hace ya más de 2.000 años.

Pues bien, en estas últimas semanas ha llamado poderosamente mi atención algo que me ha hecho reflexionar sobre los impulsos que mueven a parte de nuestra sociedad. Todo tiene que ver con la Torre Cajasol, ya que como el propio sector contrario al proyecto afirma: ‘ha logrado unir a posiciones de lo más dispar en defensa de un modelo de ciudad’ ¡Sí señor, gran logro! y además es totalmente cierto: desde anticapitalistas a ultraconservadores, desde el comunismo más radical al conservacionismo más extremo, absolutamente todos, unidos en contra de un ‘icono material’.

Es justo ahora cuando se me viene a la cabeza la frase del gran filósofo griego. Estamos ante la unión de dos extremos opuestos frente a un punto intermedio, representado por la ‘Sevilla positiva’, esa Sevilla serena que vive su día a día sin olvidar su pasado, pero sin descuidar su futuro, que sabe que hay mucho que mejorar, pero que nada es incompatible al fin y al cabo.
 
Por tanto, si una simple torre hace recordar a esas ‘posiciones de lo más dispar’ las desigualdades y carencias que sufre nuestra sociedad, si les invita a luchar por el desarrollo sostenible, contra la especulación urbanística y contra el impacto medio ambiental y patrimonial del que se olvidaron, por ejemplo, durante la expansión del Aljarafe.

Yo digo: ¡Bienvenida Torre Cajasol! y que vengan cien más. Al menos, quien no la considere un ‘icono arquitectónico’, siempre podrá reconocer su labor como auténtico ‘icono social’.

Francisco J. Pascual Barrera

Licenciado en Periodismo y Máster en Sociedad, Administración y Política, puso en marcha el 'Proyecto Deguadaíra', germen de Sevilla Actualidad. Ha pasado por El Correo de Andalucía, Radio Sevilla-Cadena...