La enésima discusión política tiene como protagonista a la Federación Andaluza de Municipios y Provincias. La llave para presidirla pueden ser las Mancomunidades que se adhieran ahora.
De nuevo, el PSOE-A y el PP-A se tiran los trastos a la cabeza. La excusa esta vez es el poder sobre la FAMP (Federación Andaluza de Municipios y Provincias). Tras un lapso de 3 meses con las anteriores elecciones, este organismo aún no ha sido renovado.
Los populares, que ganaron los pasados comicios locales con 300.000 votos más que los socialistas en el conjunto de Andalucía, señalan que con la ley en la mano, su partido es el que entraría a presidir la federación. Antonio Sanz, secretario general del PP-A, incluso emitió la extrapolación de votos que ha hecho su fuerza política: 2.690 votos para el PP, 2.097 para el PSOE, 311 votos para IU, 152 para el PA, y 105 para otros partidos.
Mientras, la respuesta socialista ha sido acudir a los estatutos de la FAMP, la cual gobiernan desde su creación en 1985. El secretario de Política Municipal del PSOE de Andalucía, Juan Manuel Fernández, hizo referencia al apartado 33.1, que establecen un plazo de seis meses para su renovación desde la constitución de las nuevas corporaciones municipales.
¿Qué es la FAMP?
La FAMP nace en 1985 teniendo como matriz la Federación Española de Municipios y Provincias. Su objetivo es defender y representar los interesas de las entidades locales andaluzas ante otras administraciones públicas.
Los órganos de gobierno de la FAMP son la Asamblea General, el Consejo Municipalista Andaluz, la Comisión Ejecutiva y finalmente el Presidente (hasta el momento, el alcalde socialista de Dos Hermanas, Francisco Toscano). También forman parte de la federación otros grupos de trabajo como las Comisiones Sectoriales.
Los delegados de la asamblea son los alcaldes y cada uno de ellos cuenta con un volumen de votos según los habitantes de sus entidades, teniendo como máximo los 100 votos si la corporación supera el millón de habitantes.
Los recursos económicos del organismo proceden, básicamente, de las cotizaciones y suscripciones de los socios titulares, además de las aportaciones extraordinarias, de los rendimientos propios de su patrimonio y de otros que eventualmente se produzcan.
La clave son las Mancomunidades
Los estatutos otorgan la misma categoría a los titulares de los municipios, las provincias y las entidades locales (mancomunidades). Y esa puede ser la clave por la que el PSOE intenta alargar todo lo posible la renovación de la FAMP.
Ya que, mientras que el 98’18% de los Ayuntamientos están adheridos, las mancomunidades solamente ocupan un escaso 12% del total. Recordemos que pertenecer a la FAMP es una decisión de carácter voluntario de dichas entidades.
Los socialistas buscan una gran movilización de las mancomunidades, ya que han hecho cuentas y la aparición de este elemento podría inclinar la balanza hacia sus intereses, de forma que ningún partido alcance la mayoría absoluta. Ahí cabe la posibilidad de una alianza con Izquierda Unida.
Pero para que el poder de estos pequeños órganos sea decisivo, estos deben adherirse antes de la celebración de la próxima asamblea prevista para noviembre, fecha en la que acaba el plazo presentado en los estatutos de la FAMP.
«Fullería» o «las reglas del juego»
El PSOE llama a esto “seguir las reglas del juego” y denuncia “la poca democracia popular”; el PP lo llama “fullería” e incluso echan más leña al fuego acusando a Toscano de enchufismo. Y mientras, en las altas esferas, Javier Arenas y Alfredo Pérez Rubalcaba debaten la utilidad de las mancomunidades y su posible supresión para ahorrar gastos.
Teniendo ya a las Diputaciones, ¿es necesario otro Ayuntamiento de los Ayuntamientos? ¿o son una exitosa fórmula de gestión de servicios que generan mucho ahorro para los Consistorios? Son preguntas que necesitan reflexión.
Lo que parece estar claro es que este es un episodio más de la guerra PP-PSOE que empezó en el pasado mayo, siga con el adelanto electoral a nivel nacional y acabe con los comicios en nuestra tierra, sean cuando sean.