De izquierda a derecha, ministro de Exteriores español, comisario europeo de Comercio y Seguridad Económica, ministro de Exteriores británico y primer ministro de Gibraltar. / SA

Habemus acuerdo para Gibraltar. En este 2025, después del nombramiento del nuevo Papa, León XIV, muy probablemente para el Campo de Gibraltar y Andalucía, asegurar el libre tránsito de los más de 15.000 trabajadores que cruzan la verja cada día, ha sido la gran noticia del año. Eso sí, el discurso de reivindicación de soberanía española sobre la única colonia que queda en Europa en el Peñón ha quedado suspendido.

De izquierda a derecha, ministro de Exteriores español, comisario europeo de Comercio y Seguridad Económica, ministro de Exteriores británico y primer ministro de Gibraltar. – SA

Cuatro años después de que comenzaran las negociaciones para establecer la nueva relación entre Reino Unido y la UE, la cláusula número 24 del pacto entre británicos y europeos se ha cumplido: España tendría que dar el visto bueno en las nuevas relaciones entre la Roca y Andalucía. Y, para bien o para mal, así ha sido, con el ministro Albares en el meollo de la negociación.

Acercamiento a la UE con los laboristas en el poder

Otra lectura interesante de este acuerdo con Gibraltar es que, tanto la Unión Europea, como España lo han celebrado sin ningún tipo de complejos. Cabe recordar que amaneció el 27 de junio de 2016 perpleja ante el resultado del referéndum en su patria isleña. Tanto es así que en Gibraltar, casi el 96% votó por el Remain, por permanecer en la UE y ya atisbaba que su futuro con España, fuera del proyecto común no sería nada fácil.

Aunque seguirá sin ser espacio Schengen, la libre circulación de personas, previo paso por aduana, es crucial en el Campo de Gibraltar, así como la situación privilegiada de la que gozan sus habitantes al no estar obligados a pagar el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), otro de los motivos que apoyaron el IN en este territorio de ultramar en un intento fallido hace ya casi diez años. Quizás, habiendo superado las dos grandes fronteras terrestres con la UE (con Irlanda del Norte y con España), no sea descabellado pensar en una reintegración de Reino Unido en la UE a medio plazo, observando la realidad geopolítica.

Congratulaciones para la parte británica

Si el primer ministro de Gibraltar, Fabián Picardo, ha afirmado estar «muy satisfecho con el acuerdo», cabe esperar que la otra parte, la española, la no oficial, no para de repetir que «se ha perdido la oportunidad de avanzar en soberanía». Porque el problema no es la roca en sí, es que en las aguas gibraltareñas se está ganando tierra al mar desde hace décadas, aumentando control de superficie en puertos y aeropuertos y, por tanto, en vigilancia marítima. Pero de esto, ni pío.

En cambio, las afirmaciones del gobierno gibraltareño hablan por sí solas: «Una cláusula acordada por todas las partes que deja explícitamente claro que el Tratado final no afecta a la soberanía. Una frontera fluida entre Gibraltar y España, sin controles a las personas que la crucen. Controles fronterizos duales para quienes lleguen por vía aérea al aeropuerto de Gibraltar, realizados por funcionarios gibraltareños y españoles».

Control absoluto sobre inmigración

«La inmigración y el orden público en Gibraltar seguirán siendo responsabilidad exclusiva de las autoridades gibraltareñas. Los funcionarios españoles se encargarán de velar por la integridad del espacio Schengen, en un modelo similar al de la policía francesa que opera en la estación londinense de St Pancras. Un modelo aduanero y de mercancías a medida para los productos que entran en Gibraltar a través de su frontera terrestre, que evita la necesidad de controles onerosos».

Y concluye la declaración sobre el acuerdo con Gibraltar: «plena autonomía operativa de las instalaciones militares del Reino Unido en Gibraltar, que desempeñan un papel fundamental en la protección de la seguridad regional y de importantes rutas comerciales. La oportunidad de que haya vuelos que operen desde el aeropuerto de Gibraltar a destinos de la UE, aumentando la conectividad de Gibraltar con el continente y mejorando su prosperidad».

Una histórica reivindicación, fuera del acuerdo con Gibraltar

En el siglo XVIII, la guerra de Sucesión española debilitó la vocación de los Austrias de fortalecer lazos monárquicos con Francia. Países Bajos y Reino Unido no lo permitieron y tal tensión terminó con la toma de Gibraltar con la firma del Tratado de Utrecht de 1713. Desde entonces, la voluntad de los vecinos del Campo de Gibraltar nunca ha sido la de ceder su soberanía y ante las distintas peticiones tanto de España como de la comunidad internacional, Gibraltar siempre ha encontrado vías democráticas para ratificarse como territorio británico.

En la página oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores encontramos las razones principales por las que el Gobierno insta a Reino Unido a devolver la soberanía española al Peñón:

  • Gibraltar es una colonia.
  • La situación colonial de Gibraltar destruye la unidad nacional y la integridad territorial de España y es incompatible con la Resolución 1514 (XV), párrafo 6, de 1960, sobre descolonización en general. En el caso de Gibraltar, la ONU no ha reconocido el derecho a la autodeterminación.
  • La cuestión de Gibraltar debe ser resuelta mediante negociaciones bilaterales entre España y el Reino Unido, recomendadas por la ONU ininterrumpidamente desde 1965.
  • En las negociaciones deben tenerse en cuenta los intereses de la población de la Colonia.
  • Sólo Naciones Unidas pueden decidir cuándo se ha completado el proceso de descolonización de Gibraltar y hasta ese momento, Gibraltar estará incluido en la lista de las Naciones Unidas de territorios dependientes.

Respuesta británica

«Gibraltar es un territorio británico de ultramar situado en el extremo sur de la Península Ibérica que fue cedido formalmente al Reino Unido por España en 1713 en virtud del Tratado de Utrecht. Los gibraltareños expresaron por abrumadora mayoría su deseo de seguir siendo británicos en los referendos de 1967 (99%) y 2002 (98%)», recoge un comunicado oficial del Gobierno de Gibraltar.

En esta línea, fuentes oficiales gibraltareñas sostienen que «las negociaciones para un Tratado entre el Reino Unido y la UE sobre Gibraltar comenzaron en octubre de 2021, con el anterior Gobierno británico. El Tratado definitivo estará sujeto a la ratificación de los parlamentos del Reino Unido y Gibraltar. La Revisión Estratégica de la Defensa del Reino Unido estableció la importancia de mantener la presencia militar del Reino Unido en Gibraltar, también para las operaciones de protección de las fuerzas marítimas, defendiendo la soberanía de las Aguas Territoriales Británicas de Gibraltar, además de proporcionar una base en un lugar estratégico en la entrada occidental al Mediterráneo con el fin de proporcionar apoyo crítico a los objetivos militares del Reino Unido y sus aliados».