Juzgados de Sevilla
Audiencia Provincial de Sevilla / SA

Mauricio S.T.P., el hombre acusado de atropellar mortalmente en el mes de abril de 2015 a una mujer de 41 años en el barrio de Los Remedios y de herir a otras tres personas, ha confesado este viernes durante la celebración del juicio en el Juzgado de la Penal número 9 de Sevilla que «por desgracia esa noche la voy a recordar toda mi vida».

Los hechos tuvieron lugar el 11 de abril de 2015, sobre las 01,30 horas, cuando el acusado conducía su vehículo, modelo BMW 320, por la calle Virgen de Luján y realizó el giro a la izquierda hacia Santa Fe. Entonces perdió el control de la conducción en la curva, ocasionando que se saliera de la calzada, arrancando el semáforo del paso de peatones existente desde el muro del Parque de los Príncipes, atropellando a cuatro personas que se encontraban en la acera, muriendo una de ellas.

Por estos hechos la Fiscalía, tras elevar a definitivas sus conclusiones, reclama para el acusado, que estuvo en prisión provisional entre el 11 de abril y el 6 de mayo de 2015, cuatro años de cárcel por un delito contra la seguridad vial en concurso ideal con un delito de homicidio imprudente y con tres delitos de lesiones imprudentes.

Además, el Ministerio Público pide la privación del permiso de conducir por tiempo de cuatro años y la pérdida de la vigencia del permiso de conducir. En la causa están personados como acusación el esposo e hijos de la víctima, los padres de la fallecida y dos de los heridos, pareja de amigos de la víctima. En este sentido, el abogado del viudo y los hijos se suma a las peticiones de la Fiscalía, añadiendo seis meses por cada uno de los tres delitos de lesiones imprudentes.

En cuanto a las indemnizaciones, el abogado de la acusación reclama más de 900.000 euros para el marido y los tres hijos, mientras la Fiscalía solicita 300.000 euros.

Durante el juicio, que ha quedado visto para sentencia tras casi nueve horas de duración, el procesado ha declarado que el día de los hechos se bebió tres cervezas en unas cuatros horas en compañía de su novia. Tras dejarla en su domicilio de Virgen de Luján, se dirigió con su coche en dirección Parque de los Príncipes, girando hacia la izquierda en la confluencia con Santa Fe.

En plena curva, la parte trasera del coche se va «de manera brusca» hacia la derecha «sin saber el motivo e intento controlarlo». El coche, que seguía «culeando», se subió al acerado del Parque de los Príncipes tras golpear el acerado, saltando el airbag. «No veía nada y entré en estado de shock», ha añadido. «No vi el momento ni el sitio en el que se subió a la acera el coche –por su lateral izquierda y mirando dirección López de Gómara–, que iba pegando bandazos», ha insistido.

«Mi intención era mantener el coche en la vía, dando volantazos bruscos», ha insistido el acusado, al tiempo que ha afirmado que «su percepción» era que tenía la pierna derecha «plenamente estirada» para frenar el coche, que «estaba totalmente descontrolado», pero no sabe si frenó o aceleró.

Ha insistido en que conducía el coche, de tracción trasera, a una velocidad «normal», a «30 o 40 kilómetros la hora, la que se alcanza en 30 o 40 metros desde dejé a mi novia». Aunque, en este sentido, los agentes de la Guardia Civil que realizaron la reconstrucción de los hechos han determinado que la velocidad del coche de Mauricio en el momento del accidente era de 71 kilómetros por hora.

Tras salir del coche por la puerta del copiloto, los testigos «me apartaron», aunque «intenté acercarme a las personas que estaban en el suelo y auxiliarles, pero me fue imposible», negando que intentara marcharse de allí. Mauricio S.T.P. ha señalado que se encontraba en «apesadumbrado» y que reconoció a la Policía en el lugar de los hechos que había bebido, así como que se sometió a las pruebas de alcoholemia, en las que dio positivo.

Una vez concluida la declaración del acusado, han testificado el marido de la víctima, con quien tenía tres hijos menores de edad, quien ha recordado que tras salir de cenar en un restaurante del Parque de los Príncipes junto a otra pareja, oyó un «chirrido» y vio un coche «de lado».

Otro testigo y también herido en el accidente ha reiterado que oyó «un ruido» de una «aceleración» y después vio al coche «torcido, maniobrando y que se vino hacia nosotros». «Iba deprisa», ha añadido. La mujer herida y esposa del anterior testigo ha señalado que vio un coche «derrapando, descontrolado y a una velocidad que no era normal» y que «nos pillaba, pero no nos dio tiempo a reaccionar».

Por la vista oral también han pasado como testigos los padres de la víctima, camareros y comensales del restaurante y vecinos, todos coincidiendo en que escucharon el derrape. Así, un vecino de la calle Santa Fe ha explicado que aquella noche, antes de poder asomarse a la ventana, escuchó «un ruido de motor revolucionado tremendo, un derrape y dos golpes».

Otro testigo, médico y uno de los comensales del restaurante, ha indicado que vio un coche negro haciendo la curva «a dos ruedas –lateral derecho–, impactando posteriormente contra el muro del parque». Como médico, según ha narrado, se acercó a la víctima y le tomó el pulso, «prácticamente no tenía pulso».

Los trabajadores del restaurante han declarado que escucharon «un fuerte estruendo» e intentaron ayudar a salir al acusado del coche. «Salió, hizo un movimiento de irse y lo agarramos, poniéndolo en una esquina hasta llegar la Policía», han comentado. Precisamente, el que fuera jefe de cocina ha indicado que «no estaba en buenas condiciones, aparentaba miedo y creo que estaba ebrio, pero no puedo describir los síntomas», ha comentado.

Además, ha ratificado lo dicho ante la Policía y en fase de instrucción, donde reconoció que el conductor le había confirmado que había bebido. El compañero de este testigo ha afirmado que le «pareció nervioso, balbuceaba hablando, no se mantenía en pie y tenía los ojos brillantes». «Me daba la sensación de que estaba bebido», ha insistido. Por su parte, la novia del acusado, que ha ratificado que sólo bebió tres cervezas, ha indicado que «otras veces» el coche «tendía a culear».

Entre los agentes que han prestado declaración este viernes se encuentran los autores del atestado y el que le realizó dos pruebas de alcoholemia en dependencias policiales, una a los 30 minutos y la segunda a los 20 minutos. Los resultados arrojados fueron 0,60 y 0,56 miligramos por litro de aire espirado.

Los intervinientes en el atestado, que han ratificado, han explicado que detectaron en el conductor síntomas «evidentes» de consumo de alcohol, como «fuerte halitosis, somnolencia, lentitud de reflejos, ojos enrojecidos y desaliñado».

Entre las conclusiones del atestado han resaltado principalmente que el acusado conducía a una velocidad «inadecuada» y que lo hacía «bajo los efectos del alcohol», no apreciando en la calzada huellas de frenado y sí de derrape, apuntando que el conductor en todo momento «iba acelerando».

«Si hubiera frenado y circulado lento, no hubiera existido derrape», ha manifestado uno de los agentes. Además, el instructor del atestado ha precisado que la velocidad de conducción era «excesiva» con respecto a las circunstancias. «Si derrapó fue por la velocidad, pues pasan muchos coches por allí y no derrapan. Con una conducción diligente no hay pérdida de control», ha afirmado.

Por último, el acusado ha hecho uso de su derecho a la última palabra aprovechándolo para trasladar el pésame a la familia de la mujer fallecida, algo que no había podido hacer antes. Además, se ha mostrado «arrepentido» de lo que hizo, por lo que lo están pasando «mal» él y su familia.