Cuando llegue 2027, una palabra que hasta hace poco sonaba lejana Veri*factu empezará a formar parte de la rutina de empresas y profesionales. La Agencia Tributaria lleva años preparando este sistema, concebido para poner fin a un problema persistente en la economía española: la facilidad con la que algunos programas de facturación permitían borrar ventas, alterar datos o generar contabilidades paralelas sin dejar rastro. Veri*factu nace precisamente para cerrar esa puerta y establecer un modo único, trazable e inalterable de emitir facturas.
Un sistema para que ninguna factura pueda borrarse
Veri*factu no es un programa de facturación, sino un conjunto de normas técnicas que los programas deberán cumplir. La idea central es sencilla: cada factura que se emita desde un sistema informático debe dejar una huella imborrable. Esa huella, un código único generado a partir del contenido de la factura, permite demostrar si un documento ha sido manipulado.
Para entenderlo de forma clara: si hoy se puede borrar una factura equivocada o incluso evitar declarar una venta, en el mundo Veri*factu eso deja de ser posible. El sistema obliga a registrar cada factura y bloquearla para siempre; si hay un error, la única forma legal de corregirla será emitir una factura rectificativa, dejando constancia de todo el proceso.
Dos caminos posibles: con envío automático o sin él
La normativa permite que los negocios funcionen de dos maneras distintas. La primera es la modalidad Veri*factu, en la que cada factura se envía automáticamente a la Agencia Tributaria en el momento de su emisión. Hacienda custodia los datos y certifica su existencia.
La segunda es la modalidad no Veri*factu, en la que la empresa conserva los registros sin enviarlos de inmediato. En este caso, el receptor de la factura ,cliente o empresa, puede comunicarla a Hacienda escaneando el código QR que aparecerá en todas las facturas emitidas con software compatible.
Ambas modalidades son válidas y cumplen la normativa. Elegir una u otra dependerá de las preferencias de cada negocio, del nivel de transparencia que quiera asumir y de su forma de trabajar.
El código QR: la huella visible del sistema
Una de las novedades más visibles será el código QR obligatorio en todas las facturas generadas desde un programa informático. Ese QR no es decorativo: contiene los datos esenciales que identifican la factura y permite verificarla.
Cuando la empresa utilice modalidades con envío automático, el QR servirá para confirmar si la factura está registrada en la Agencia Tributaria. Cuando no exista envío automático, ese mismo QR permitirá al receptor comunicarlo él mismo a Hacienda, creando una trazabilidad que antes no existía.
A quién afecta realmente Veri*factu
La norma es clara: estarán obligadas todas las empresas y autónomos que utilicen cualquier sistema informático para emitir facturas. Quedan fuera únicamente quienes facturan completamente a mano (papel o documentos sin automatizaciones) y quienes ya están dentro del Suministro Inmediato de Información (SII).
Para la mayoría del tejido empresarial comercios, estudios profesionales, restauración, servicios, despachos o talleres, esto supone adoptar software adaptado. Para quienes emiten pocas facturas, Hacienda ofrece una aplicación gratuita que cumple los requisitos y puede ser suficiente.
Por qué Hacienda lo considera imprescindible
Veri*factu nace tras años en los que la Administración detectó métodos para alterar o borrar facturas sin dejar rastro. La Ley Antifraude de 2021 prohibió ese tipo de programas, pero era necesario sustituirlos por un sistema que garantizara integridad y trazabilidad de forma uniforme.
Además, España se alinea así con modelos que ya han demostrado eficacia. En el País Vasco, por ejemplo, el sistema TicketBAI ha reducido la economía sumergida y reforzado la seguridad jurídica en la relación entre cliente y proveedor.
2027 será el año clave
Después de varios aplazamientos, el Gobierno ha fijado el siguiente calendario para la obligatoriedad de Veri*factu:
- (1 de enero de 2027) empresas sujetas al Impuesto de Sociedades.
- (1 de julio de 2027) autónomos y resto de profesionales.
Hasta entonces, las compañías pueden usar sus sistemas actuales, aunque se recomienda anticipar el cambio. La adaptación de software y la formación de equipos requiere tiempo, especialmente en negocios pequeños.
Un cambio profundo en la manera de trabajar
Aunque pueda parecer un ajuste puramente técnico, Veri*factu transformará la operativa interna de las empresas. La emisión de facturas será más rigurosa, el control interno más sólido y la relación con la Agencia Tributaria más directa. Desaparecerán las facturas manipulables, los borrados silenciosos y los programas que permitían versiones paralelas de la actividad.
Para algunos negocios será una modernización necesaria. Para otros, supondrá abandonar sistemas que llevan años en uso. Pero en conjunto, la digitalización que propone Veri*factu busca un ecosistema económico más seguro y homogéneo.
Con tiempo por delante para preparar la transición, comprender el funcionamiento del sistema y adaptarse con calma será la mejor manera de evitar problemas en 2027 y convertir esta obligación en una oportunidad para mejorar los procesos internos.
