Hubo un instante, a la altura de Viapol, en que la marcha pareció convertirse en un tapiz continuo de pancartas y camisetas: familias con niños, jubilados, sanitarios con batas y sindicatos tras sus banderolas. A las 12:00 horas, la columna arrancó en la estación de San Bernardo y avanzó hacia el Palacio de San Telmo con una consigna clara: defender la sanidad pública andaluza. La convocatoria partía de la Coordinadora Andaluza de Mareas Blancas y contó con el respaldo de UGT, CCOO y decenas de colectivos ciudadanos.

Las imágenes de la jornada —que articulan esta crónica— fijan una secuencia: el arranque entre cánticos, la densidad humana al llegar al Prado, los carteles caseros con rotulador grueso, y el tramo final frente a San Telmo, donde se leyó el manifiesto. Los lemas que se repiten en las fotografías —«En defensa de nuestra sanidad pública» o «Nuestra salud no es vuestra mercancía»— condensan el motivo de la protesta: reducir las listas de espera, reforzar la Atención Primaria y estabilizar plantillas en hospitales.

Según datos recogidos por la Policía Nacional y confirmados por la Subdelegación del Gobierno en Sevilla, la asistencia superó las 12.000 personas. En la marcha, sindicatos y colectivos insistieron en recuperar la atención presencial y revertir derivaciones al sector privado. El recorrido, multitudinario y pacífico, mantuvo el pulso hasta desembocar en San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta, donde la multitud cerró con aplausos la lectura del texto final.

La galería deja, además, las postales concretas que explican una cifra: sanitarios mostrando guantes en alto, asociaciones de pacientes entre aplausos, y una marea blanca que no cabía en una sola toma. Una suma de escenas que, juntas, cuentan la historia de este domingo: el clamor por una sanidad pública, universal y bien dotada