El Polígono Sur volvió a encogerse al sonido de los disparos. Minutos después del tiroteo registrado en la tarde del viernes —en el entorno de Marinero en Tierra y Padre José Sebastián Bandarán—, el sacerdote Sergio Codera, párroco de Jesús Obrero, difundió en sus redes un vídeo que refleja la inquietud y el miedo que atraviesan a los vecinos del barrio de las Tres Mil Viviendas. En la publicación, documenta la situación y alerta del impacto que estos episodios tienen en la vida cotidiana de su feligresía.
El material visual, compartido desde la cuenta oficial del sacerdote, así como por la cuenta de los Salesianos en el Polígono Sur, ha corrido de móvil en móvil entre residentes y colectivos del entorno, convertido ya en el testimonio más crudo de la noche: el de un párroco que convive con su gente y que, cuando vuelven los tiros, da la cara para mostrar lo que pasa a pie de calle.
El sacerdote Sergio Codera, párroco de Jesús Obrero en el Polígono Sur, ha publicado en sus redes sociales un vídeo en el que interpela al barrio tras el último episodio de violencia y reclama una salida basada en el respeto y la convivencia. «Me da mucha pena tener que hablar de algo malo de nuestro barrio, porque es mucho más lo bueno, aunque por desgracia aún siguen sucediendo cosas así. Creo que es necesario concienciar y decir #BastaYa», afirma al comienzo del mensaje.
El párroco centra su intervención en un llamado directo a rebajar la tensión y recomponer los puentes vecinales: «Volvamos al entendimiento, al diálogo y al respeto.»
Codera subraya además la necesidad de sostener la esperanza frente al dolor que dejan estos episodios: «Que el dolor no apague nuestra esperanza, ni la violencia nos robe el corazón.» El vídeo culmina con una cita evangélica como guía moral y horizonte de reconciliación: «Como dijo Jesús en la cruz: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34).»
La publicación, difundida en su cuenta de Instagram, se ha recibido como un mensaje de consuelo y firmeza: una invitación a mirar al barrio más allá de los sucesos y a reactivar, desde dentro, la cultura del respeto y el diálogo.
