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Entre el murmullo del Mercado de la Feria, el ir y venir de los vecinos y el aroma a pan recién hecho de las tahonas cercanas, pocos imaginarían que, detrás de una discreta fachada de ladrillo, se esconde uno de los palacios más singulares de Sevilla. El Palacio de los Marqueses de La Algaba no suele aparecer en las rutas turísticas más transitadas, pero guarda entre sus muros siglos de historia, arte y leyenda.
Construido en el siglo XV por Juan de Guzmán y Torres, señor de La Algaba, este edificio es una joya del arte mudéjar civil sevillano, un estilo que combina la elegancia islámica con la arquitectura cristiana. Su portada gótico-mudéjar, de arcos entrelazados y piedra tallada, parece transportar al visitante a otra época. Tras cruzarla, el ruido de la calle se desvanece y da paso a un patio silencioso, con columnas y galerías que reflejan la armonía propia de las casas nobles andaluzas.
Un superviviente del tiempo
El palacio ha sobrevivido a los siglos con una historia tan variada como la propia ciudad. Fue residencia aristocrática, teatro, cine de verano e incluso casa de vecinos. A finales del siglo XX estuvo a punto de perderse definitivamente, pero una profunda restauración entre 1998 y 2002 permitió devolverle su esplendor original. Hoy, el edificio alberga el Centro del Mudéjar, un espacio expositivo que explica la huella de este arte en Sevilla y en toda Andalucía.
Un rincón que pasa desapercibido
Pese a su valor patrimonial, el Palacio de los Marqueses de La Algaba pasa fácilmente desapercibido entre el bullicio del barrio. No tiene las colas del Alcázar ni la fama de la Casa de Pilatos, pero quienes lo descubren encuentran un lugar sereno, gratuito y lleno de historia. Es, en palabras de muchos visitantes, «un secreto a voces»: basta con adentrarse unos pasos desde la calle Feria para viajar siglos atrás.
Además de su exposición permanente, el palacio acoge actividades culturales, conferencias y conciertos, lo que lo convierte en un punto de encuentro entre el pasado y el presente. Su patio central, iluminado por la luz sevillana que se filtra entre los arcos, es un escenario habitual para recitales, presentaciones y actos municipales.
Una joya escondida
El Palacio de los Marqueses de La Algaba es, sin duda, uno de los tesoros menos conocidos del patrimonio sevillano. Un espacio donde el arte mudéjar late en cada rincón y donde la historia se mezcla con la vida cotidiana del barrio. Quien pasea por la calle Feria sin detenerse ante su puerta puede que no lo advierta, pero tras esos muros aguarda un pedazo de la Sevilla más antigua, discreta y fascinante.
