La Torre Sevilla, conocida durante años como Torre Pelli, se ha convertido en uno de los grandes símbolos de la capital andaluza. Con sus 180 metros de altura, es visible desde decenas de kilómetros a la redonda y forma parte ya del horizonte sevillano. Pero lo que muchos no saben es que, en lo más alto de Torre Sevilla, se escondió durante un tiempo un secreto muy particular: un escudo del Real Betis.

La historia se remonta a los años de su construcción, cuando un grupo de obreros, reconocidos aficionados al club verdiblanco, decidió dejar su huella para la posteridad. En una acción tan osada como simpática, soldaron un pequeño escudo metálico del Betis en la estructura superior de la torre y grabaron la escena en vídeo. El gesto, rápidamente compartido en redes sociales, se convirtió en viral y despertó las sonrisas —y también alguna que otra polémica— en la ciudad.

La promotora del proyecto, inicialmente, no encontró tanta gracia al asunto. Se llegó a hablar de sanciones contra los trabajadores responsables por haber realizado una acción no autorizada en pleno proceso de obra. Sin embargo, la presión popular y el carácter inofensivo del episodio acabaron suavizando las consecuencias: no hubo sanciones graves y todo quedó en una anécdota con sabor futbolero.

El episodio fue bautizado en redes como “el escudo más alto del Betis”, pues nunca antes los colores verdiblancos habían ondeado a semejante altura en Sevilla. Para muchos aficionados, aquel gesto simbolizaba la pasión incondicional de la hinchada bética, capaz de colarse hasta en los rincones más insospechados de la ciudad.

Con el paso del tiempo, el escudo desapareció —se desconoce si retirado oficialmente o diluido en las posteriores obras—, pero su recuerdo sigue formando parte de la intrahistoria de la Torre Sevilla. Un detalle que demuestra que, en esta ciudad, el fútbol no entiende de límites ni de alturas.